Revista Cine

The Twilight Zone (1959) - Temporada 1 (y IX)

Publicado el 09 octubre 2017 por Jimmy Fdz
The Twilight Zone (1959) - Temporada 1 (y IX)
Creador: Rod Serling
Y por fin hemos llegado al final de la primera temporada de "The Twilight Zone". Han sido 36 episodios divididos en nueve entradas de cuatro capítulos cada una. No sé cuándo llegarán las próximas temporadas, pero algún día llegarán: recuerden que el tiempo no se va a acabar nunca, así que ¿para qué apurarse?

Mr. Bevis

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Director: William Asher
"Mr. Bevis" es un simpático y ameno, ligero episodio que versa sobre la importancia de la calidez humana y de la honesta felicidad, la cual se puede hallar, por ejemplo, no en un sueldo abultado o en un auto de lujo o en un amplio departamento, sino que en la amistad de los niños del barrio, en las sonrisas de los colegas del trabajo o en la sensación, al final del día, de que eres feliz sin importar el auto destartalado, el enésimo despido o el inminente desalojo que prepara la iracunda arrendadora. El protagonista es un hombre de apellido Bevis; un hombre extravagante y excéntrico, un hombre que da importancia a cosas que no llamarían la atención de un aseado ejecutivo. Luego de un día de mierda, recibe la visita de su ángel de la guarda, mágico ser capaz de suplir, con creces, todas las carencias que debe soportar el tal Bevis diariamente... ¿Pero de qué sirve tanta cosa material si, para ello, Bevis debe renunciar a los rasgos esenciales de su encantadora personalidad y convertirse en un ser gris y cuadrado? Quizás el que salga ganando sea el ángel...

The After Hours

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Director: Douglas Heyes
Este episodio, tal como "Nightmare as a Child", apuesta decididamente por ser una experiencia desconcertante e intrigante, sustentada en una atmósfera misteriosa y surreal, casi onírica. Nos cuenta la historia de una mujer que llega a una tienda, estructurada a lo alto y bajo de los pisos de un edificio, buscando un dedal de oro. Se sube a un ascensor y el ascensorista la lleva al último, al noveno piso, el cual se encuentra totalmente vacío, pero no importa, pues una extraña mujer la atiende y le vende el dedal de oro, único objeto en todo el piso. Más tarde, la protagonista vivirá una crucial y reveladora experiencia en este piso fuera del alcance de los humanos comunes y corrientes...Lo mejor de este episodio es su ejecución formal, pero el giro argumental, no particularmente sorpresivo, sí peca de... no lo sé, ¿estúpido, ridículo? Una queda como "¿no se les ocurrió nada mejor que esta tontería?" Es que además el giro venía con una reflexión forzada y un tanto sonrojante. Pero, más allá de la revelación, el episodio está bien hecho y cumple su cometido. Yo pienso que sin explicación alguna el conjunto quedaba mejor, más coherente y fiel a su premisa, pues durante casi todo el episodio no sabíamos nada y sólo percibíamos la extrañeza y la desorientación de su indefensa protagonista. Pero... ¿intentar darle sentido a algo que, por definición, escapa a toda lógica? Mal final para un buen planteamiento y desarrollo, por momentos incluso hipnótico.

The Mighty Casey

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Directores: Alvin Ganzer & Robert Parrish
Ésta es la historia de un equipo de béisbol destinado a perder todos los fines de semana al que, un buen día de práctica, llega un nuevo jugador con ganas de probarse. El jugador es efectivo, de esos capaces de levantar al equipo él solo. Pero el asunto es que el jugador es un robot. Como lo oyen: un robot, un ser hecho de metal y cables, no de carne y hueso. Acá no importa tanto el argumento como la supuesta reflexión de fondo: la condición humana, ¿qué determina que un humano sea humano, qué evita que un robot pueda ser considerado humano? Todo se resuelve de manera simplista, el epítome del simplismo: resulta que el equipo, luego de una impresionante racha de victorias, es descubierto y llega un comisionado de los peces gordos que organizan la liga de béisbol para decirles que no pueden hacer jugar al robot porque el béisbol es un juego, como señala el reglamento, "de nueve hombres". Un robot no es un hombre. Los del equipo, desesperados porque saben que sin el jugador volverán a perder como siempre, afirman que el jugador es humano: tiene brazos, piernas, ojos, etc... El comisionado afirma que sin un corazón no puede ser considerado humano. No hay problema, dice el científico que construyó al jugador: si lo que se necesita es un corazón para que sea considerado humano, le fabrico un corazón (aunque sea una pieza de relojería).
Más allá de que el episodio es bastante ridículo y descabellado e inverosímil (¿la historia de un robot que juega béisbol pero que no puede hacerlo por su condición sex... digo, uh, condición "racial"?), me molesta sobremanera que la tesis del episodio sostenga, básicamente, que el órgano, esto es el corazón, sea la fuente de toda humanidad (bondad, amor, compasión, etc.). Luego, con su corazón-reloj bien instalado, el jugador vuelve a jugar, pero ya no tiene la efectividad de antes. ¿Por qué no? Pues porque al perla le da lástima abusar de su superfuerza y superefectividad: es injusto para los simples humanos deportistas. El jugador decide retirarse del béisbol y dedicarse a la ayuda social. Es increíble lo que puede hacer un corazón de relojería, ¿no? No importa de qué esté hecho el órgano: sólo por cumplir la función de corazón, trae consigo todo el significado metafórico del amor y esos cuentos. ¿Entonces un gato también es humano?, ¿o un pájaro, un elefante? ¿Se imaginan al primer tigre bateando para los Gigantes de New York? ¿No que en otro episodio de esta temporada se afirmaba que lo que determinaba al ser humano era su consciencia o algo por el estilo? Y, en todo caso, recuerden: sea humano o no, todo animal sintiente tiene derechos fundamentales y, entre otras cosas, merece una vida sin ser comido, despellejado, humillado para fines "deportivos", cazado, etc... Estas cosas ni deberían decirse, digo, ¿qué argumentos pueden haber a favor de matanzas, torturas y demás? ¿Qué sigue: apología a la esclavitud, argumentos pro-segregación, medidas que amparen la brecha salarial? Vamos, me muero de ganas de escuchar...

A World of His Own

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Director: Ralph Nelson


El último episodio de la primera temporada, que al final cuenta con un ingenioso y divertido cameo del propio Rod Serling, nos cuenta la historia de un famoso dramaturgo estadounidense que, tal como lo sugiere el título, puede que mezcle peligrosamente su realidad con la ficción: ¿qué pasa cuando las creaciones cobran vida? El mismo Serling la define como una historia romántica. A mí no me lo parece tanto, pero podría decirse que es un triángulo amoroso con trasfondo fantástico... ¿Han visto esa película llamada "Stranger Than Fiction"? Yo no, pero me parece que su argumento es similar al de este episodio, que es entretenido y correcto, claro que sí. Es un buen final para la temporada, en cierta forma nos muestra qué tan cerca podemos estar de la dimensión desconocida...

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