Difícil resulta clasificar a la proyección. Parece querer abarcar varios géneros pero acaba merodeando entre la comedia y el thriller (este último en su forma menos severa). La obra de la realizadora de Persépolis funciona principalmente cuando logra que el espectador no pueda adivinar lo que va a suceder. En esa ingeniosa y alocada capacidad para plantar en escena unas cuantas situaciones en las que cualquier cosa puede pasar es donde The Voices saca mayor rédito y se percibe así más entretenida. Esto se da en el arranque; es allí donde Satrapi además incluye algunos pasajes que satirizan a películas de asesinos seriales añadiéndole incluso una pizca de gore al asunto.
La mención especial es para Reynolds, quien efectúa una muy buena labor como un sujeto que, evidenciando importantes trastornos mentales, también escucha hablar a su perro y a su gato, a la vez que dialoga con ellos contándole sus problemas cotidianos (cada mascota en plan opuesto entre sí en cuanto a benevolencia y malicia). A medida que la historia avanza, el observador va conociendo a la figura central, de apariencia inocente y bonachona, pero capaz de dar un revés en su personalidad en un santiamén. El actor de la claustrofóbica Buried se mueve con la misma eficiencia tanto cuando nos muestra su costado sensible y naif como cuando invoca su flanco más salvaje y desenfrenado. Anna Kendrick lo acompaña gratamente.Queda la sensación de que The Voices se vuelve irregular pasada su primera mitad. Algún que otro declive en cuanto al ritmo y la pérdida del factor sorpresa que tan bien había sido empleado en los minutos precedentes le juegan en contra al film; asimismo ocurre con las cuotas de brutalidad que le siguen hasta el desenlace, no tan inesperadas y bastante menos perturbadoras que las presenciadas anteriormente.LO MEJOR:Reynolds, de muy buena interpretación. Los momentos imprevisibles del comienzo.LO PEOR:pierde el ritmo hacia la segunda mitad. Se torna más predecible.PUNTAJE:6