Vuelve Daryl Dixon una vez más en su propia secuela de la franquicia de los muertos andantes, ahora está acompañado de otro personaje esencial y muy apreciado por los seguidores de la serie principal, Carol Peletier, tan persistente en sobrevivir a toda costa como el mismo Dixon. La acción sigue situada en una Francia en ruinas y el argumento continúa en la línea de la primera entrega, la lucha contra unos fanáticos religiosos empeñados en ver a un niño como salvador mesiánico de la Humanidad.
Si en la temporada anterior obtuvimos un balance satisfactorio con las andanzas en solitario de Daryl Dixon por tierras galas, ahora solo podemos decir que a duras penas alcanzan el aprobado, más por nuestra buena voluntad que por el nivel demostrado, y eso a pesar de la presencia de la adorada Carol, ella siempre aporta carisma gracias a la actriz Melissa McBride y sus atrayentes matices interpretativos que tan bien le sientan al personaje. Las principales objeciones que encontramos en esta ocasión son, por un lado, que los guionistas no han afinado al resolver los obstáculos a los que se enfrentan los protagonistas, demasiadas casualidades y azares les favorecen, la moneda siempre sale a su favor sin mayores explicaciones, un método muy fácil y por desgracia muy abundante en las ficciones actuales que no siempre cuela. En segundo lugar, queda patente la rebaja presupuestaria que ha empeorado la producción con escasos y limitados escenarios, con apenas escenografía y panorámicas que enmarquen el entorno apocalíptico que supuestamente rodea a los personajes. Y, por último, la historia parece haber perdido un rumbo claro, es una reiteración en los mismos enfrentamientos una y otra vez hacia un final previsible. En fin, habrá tercera temporada y parece ser cruzará los Pirineos para pasar por España. Esperemos que no nos traten muy mal, quedemos mejor que los franceses y el serial recupere nivel
Puntuación @tomgut65: 5/10