Después del verano, llega el momento mas temido de todo seriéfilo, las navidades, y con ella la llegada de las mid-seasons, esa maldita pausa navideña que hace que tengamos que esperar semanas o meses para poder volver a disfrutar de la misma temporada de una serie.
Una de las que se hará más de rogar, es The Walking Dead, ya que anoche se emitió en USA su octavo capítulo, el cual podremos ver esta noche en nuestro país, y no será hasta el 10 de Febrero cuándo podamos ver el noveno capítulo de esta magistral tercera temporada.
Debido a las nuevas incorporaciones, obtener de un mayor presupuesto en comparación a la temporada anterior, y una mayor fidelidad a la historia del cómic, era mucho lo que se esperaba de esta tercera temporada, y hasta la fecha han cumplido con creces. Cierto es que sigue habiendo muchos cambios en la historia de algunos personajes que enfurecen a los que en los últimos años hemos leído la majestuosa obra de Robert Kirkman, pero en esta temporada si han sabido compensar dichos cambios.
El lema que precedía a esta temporada era “Luchar contra los muertos. Temer a los vivos” y en eso se ha convertido la serie. En la que nuestros personajes han descubierto que la mayor amenaza del hombre, es él mismo, y no una “ridícula” plaga de muertos vivientes. Cuándo lo pierdes todo, hasta la humanidad, uno se convierte en su peor enemigo. Pero vayamos al grano, que es el análisis de lo que han sido estos ocho capítulos en su conjunto, y sobretodo éste último, y ojo con los spoilers porqué no serán omitidos.
Al contrario que ocurriera en la segunda, en esta temporada nos encontramos con una serie que por fin consigue el objetivo de mantenernos en vilo durante los 40-50 minutos que dura cada episodio, con grandes dosis de acción, drama y tensión producida por la lucha por la supervivencia. Así como múltiples nuevos e importantes escenarios, como la cárcel y Woodbury y nuevos personajes que seguirán dando mucho de que hablar.
Uno de ellos es el tan carismático Gobernador, y su política de engaño y propaganda, y sobre el que recae buena parte del peso de la serie dejando incluso a un plano secundario al bueno de Rick, y cuyas algunas de sus acciones ensombrecen momentos como la trágica muerte de Lori al dar a luz. Aunque muchos lo consideren repetitivo, hablar de la tercera temporada de The Walking Dead es hablar de El Gobernador, y de la otra gran nueva incorporación, Michonne, una pareja que protagoniza por completo este último episodio, llegando a producirse el momento tan esperado de la pelea de ambos, y la pérdida del ojo de él, lo que por supuesto aprovechará para su campaña.Pero claro, aunque esto no les gusta a todos los guionistas también se guardan ese factor sorpresa para los lectores, como lo fue al comienzo de la serie la incorporación de personajes inexistentes como Daryl o T-Dog, en sustitución de Merle y Tyreese, personajes a quienes precisamente volvemos a ver en esta nueva temporada y que serán necesarios de cara a querer seguir la estela del cómic en el futuro.
En resumen, una muy pero que muy satisfactoria temporada que llevamos hasta el momento, en el que hemos visto importantes acontecimientos que tendrán sus consecuencias en el futuro, como los ataques de locura de Rick, o el ataque de Michonne al gobernador. Los personajes maduran y adquieren una mayor importancia, como en el caso de Carl, y numerosos cambios citados anteriormente que lo convierten por fin en la serie de éxito que todos esperábamos.