Rick y los suyos han acogido a los supervivientes de Woodbury para tratar de crear una comunidad próspera en la prisión. Cuando la situación parece mejorar, surge la amenaza de una epidemia de gripe que causa estragos, diezma a los supervivientes y termina con sus recursos. Mientras luchan por sobrevivir, algunos todavía se preguntan qué ha sido del Gobernador.
Llegamos al ecuador de la actual cuarta temporada de The Walking Dead y, antes de que la serie regrese con su segunda tanda de episodios en febrero de 2014, es el momento de pararse a reflexionar unos instantes acerca de lo que hemos presenciado en lo que llevamos de temporada. En líneas generales, esta primera mitad me ha parecido un tanto irregular. Desde luego, la serie ha mejorado después de la mediocre segunda temporada, y esta cuarta entrega parece seguir el camino marcado por el comienzo de la etapa en la cárcel, con el grupo de supervivientes enfrentándose a dificultades internas, planteándose hasta qué punto están preparados a recurrir a la violencia y dejar atrás su humanidad, mientras que los zombis y sus incursiones pasan a un segundo plano. Sin embargo, en apenas ocho episodios que llevamos ya hemos presenciado varios momentos vacíos, aquellos que cuentan con diálogos algo insulsos que no aportan nada a la trama ni la hacen avanzar, logrando que la serie se gane el sobrenombre de The Talking Dead en Twitter.
Aun así, estos momentos se compensan con capítulos tensos y emocionantes, giros inesperados relacionados con personajes que llevan tiempo acompañándonos, y un final que se acerca a la brillantez del cómic original de Robert Kirkman, recuperando al personaje del Gobernador, su enfrentamiento con Rick y la dramática conclusión de la estancia en la prisión, que nos obligará a despedirnos de algunos personajes muy queridos. Visto el comienzo de esta cuarta temporada, queda demostrado que The Walking Dead no es la serie más profunda o perfectamente estructurada que podemos encontrarnos hoy en día, pues ese honor les corresponde a Breaking Bad y algunas otras pocas, pero sí que se trata de una serie que engancha, sabe aprovechar su formato y consigue congregar a millones de espectadores ante la emisión de cada nuevo episodio, lo cual ya le ha asegurado una quinta temporada.
Esperemos que a su regreso en febrero podamos disfrutar un poco más de la lucha por la supervivencia de Rick, Carl, Michonne, Daryl y los suyos, además de que tal vez nos sorprenda la inclusión de algún nuevo personaje como Abraham y de nuevos escenarios.