CONQUER (29 DE MARZO) -AVISO SPOILERS-
Hace unos meses la red estaba llena de comentarios en contra del supuesto patrioterismo y el mensaje reaccionario de El francotirador (Clint Eastwood, 2014). Después de ver el último capítulo de la quinta temporada de The Walking Dead me gustaría saber qué pensáis sobre su posible mensaje político. Los hechos están ahí: en una comunidad llamada Alexandria hay dos posturas. Una parece ser la civilizada, defendida por Deanna (Tovah Feldshuh), que pide el control de armas y que los crímenes se juzguen como en la sociedad pre-zombie. La otra postura la defiende nada menos que el protagonista -el héroe- de esta serie. Rick Grimes (Andrew Lincoln) está convencido de que las amenazas externas justifican el uso de la fuerza sin miramientos ¿Os suena?
Hay un clímax a tres bandas en este episodio que lanza mensajes contradictorios. Por un lado, Rick combate la amenaza exterior -aquí los zombies pueden ser una metáfora de países hostiles, terroristas o incluso inmigrantes- y se ensucia las manos defendiendo las vidas de los civiles que se "entretienen" celebrando un juicio -la verdad, ridículo- contra el propio expolicía. Para subrayar la postura de Rick, aparece el maltratador Pete (Corey Brill) que, por si cabían dudas, mata a Reg Monroe (Steve Coulter) el principal teórico de la vía civilizada. Rota de dolor, Deanna le pide a Rick que ejecute a Pete. Lo que prueba que todos estamos en contra de la pena de muerte... hasta que nos afecta directamente algún crimen. Vale. Pero al mismo tiempo, Glenn (Steven Yeun) perdona la vida a Nicholas (Michael Traynor), un cobarde que había hecho mucho más para merecer la muerte: se cargó a Noah (Tyler James Williams), abandonó a Aiden (Daniel Bonjour), y trató de matar al propio Glenn. Y por último, Maggie (Lauren Cohan) evita que Sasha (Sonequa Martin-Green) ejecute al padre Gabriel (Seth Gilliam), personaje cuya muerte deberíamos pedir los espectadores de la serie. Antes mi personaje más odiado era Carol (Melissa McBride) que ahora, la verdad, ha conseguido gustarme.
Si bien es verdad que los autores de The Walking Dead no glorifican la ejecución que lleva a cabo -fría y robóticamente- Rick, lo que hace el personaje resulta perturbador. Si queréis mi opinión personal, este final me ha entusiasmado y salva lo que de otra manera me había parecido un capítulo demasiado estático, algo chapucero y sobrepoblado de personajes con impostados traumas existenciales.
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