The White Stripes en el año 2003 editan su cuarto trabajo. Venían de tres discos con mucho acento blues y de claras influencias por ese estilo musical. Y aquí abren la paleta a más estilos, sin perder esa esencia bluesera y realizarán singles que les convertirán en grupo de referencia por aquel entonces. Su pureza en cuanto a estilo les provocaba limitaciones, pero estamos ante una banda muy notable que con su combinación perfecta de sonido auténtico, imagen y actitud hacía gala de un empaque como pocas bandas han tenido en los últimos años, quizás sólo los Black Keys se les pueda comparar, de hecho hay muchas similitudes entre ambas formaciones.Este álbum fue grabado con Liam Watson en los estudios Toe Rag en Londres, con un equipo analógico de ocho pistas, y los temas se compusieron y se grabaron en diez días. Las copias previas de Elephant que se distribuyeron entre los periodistas sólo existieron en formato vinilo, en declaraciones del grupo: "Queríamos que sólo nos entrevistara gente que tuviese tocadiscos". Costó poco hacer el álbum, y los réditos fueron extraordinarios, exitoso en ventas a rabiar. Lo mejor de este disco es que se escucha del tirón, hay canciones extraordinarias mezcladas con alguna que otra memorable versión.
Seven Nation Army comienza el trabajo con esa guitarra con efecto que hace de bajo en el inicio de la canción (y que ha servido con el tiempo para ser un himno coreado hasta en estadios desde este inicio del tema) acompañado del pedal de la batería y la voz, que además y por si fuera poco tiene subidas y bajadas tremendas, un auténtico hit que revienta pistas a día de hoy todavía con ese derroche guitarrero. Black math es un auténtico fogonazo garajero, donde voz, ritmo y la mezcla de batería y guitarra alcanza cotas estupendas. There's no home for you here tiene multitud de voces dobladas alcanzando momentos gospelianos, que contiene también subidas y bajadas bien controladas. I just don't know what to do with myself es la versión del disco, de Burt Bacharach, una maravilla absoluta, interpretada de manera majestuosa, sobre todo por Jack que está espléndido. In the cold, cold night está cantada por Meg White (esposa de Jack, ya divorciados en ese momento), su momento de gloria que no hace nada mal. I want to be the boy to warm your mother's heart es una delicia compositiva, puro Jack, armonía y melodía sublimes con su preciosa voz destilando clase hasta que entra el ritmo, con un piano preciso e ironía en la letra. You've got her in your pocket es una canción más bien acústica, desnuda, muy de cantautor, excelente tema sin sección rítmica. Ball and biscuit es el blues largo del álbum, una exhibición de hard blues a la altura de algunos temas de Led Zeppelin (influencia siempre presente). The hardest button to button es otro hit, muy dinámico que comienza también con ese falso bajo a partir de los efectos de la guitarra de Mr.White, además de unos cambios de ritmo alucinantes. Little Acorns es el otro hard blues, este con añadido de voces y piano al inicio. Hypnotize es el tema más corto del disco, un pildorazo garajero de buen ritmo y destacable acabado. The air near my fingers vuelve a una composición notable con melodía y sentimiento, además de esa manera de cantar de Jack que embelesa. Girl, you have no faith in medicine vuelve a un ritmo garajero absoluto y contundente, con un gran despliegue instrumental inconmensurable. Well It's true that we love one another finaliza la joya en tono stoniano del 68, con un blues latente de fondo, donde Holly Golightly colabora, un dueto guasón en el que Jack y Holly se confiesan su mutuo cariño.
En resumen un enorme disco, que ya en su día causó sensación, pero que 12 años después me sigue pareciendo extraordinario, especial y emotivo, que me sigue haciendo saltar y sentir emociones a día de hoy. Os dejo con el vídeo de The Hardest Button To Button a cargo de Michel Gondry, una de las piezas visuales más maravillosas de esta década.