Después de que la película estuviera bastante tiempo en cartelera, por fin me decidí en ir a ver The Wolf of Wall Street y debo admitir que pasé un muy buen rato. Es una película bastante divertida, muy bien escrita, la cual no se limita a los estándares de las historias del cine moderno y se enorgullece de ser obscena, ofensiva y completamente estrafalaria.
Su trama gira alrededor de una serie de elementos básicos, el dinero, las drogas, la locura, las mujeres y las estafas, todo envuelto en un paquete de adrenalina que hace que la emoción te invada y tu sangre fluya de distintas formas (If you know what I mean).
La historia principal se centra en Jordan Belfort (Leonardo DiCaprio), un joven corredor de bolsa que en busca del sueño americano, termina por desviar su camino hasta llegar a adoptar a la corrupción como su principal arma y defensa. Durante este recorrido, Jordan conoce de manera circunstancial a Donnie Azoff (Jonah Hill), un empleado de clase media con quien decide formar una mancuerna de negocios, la cual lleva a ambos al éxito, la fortuna y la perdición en la codicia corporativa.
Las actuaciones son un gran punto a destacar, la interpretación de DiCaprio es impecable, mientras que Jonah Hill desarrolla su papel de manera magnífica. Por su parte, los personajes femeninos de la cinta se encargan de agregar un marcado atractivo visual, el cual se ve complementado por el gran soporte que brindan a los personajes principales de la historia, resaltando el personaje de Naomi (Margot Robbie), quien desde mi punto de vista, logra establecer una muy buena química de locura con Jordan. Si bien es cierto que ninguna de estas féminas fue dotada con una personalidad que resalte, es algo que se puede justificar por el tipo de giro que se le dio a la película, pues debemos acentuar que los personajes principales generalmente tratan a las mujeres como objetos.
Si tuviera que estar en disgusto con algo de lo que se muestra en el filme, esto sería la música que se utilizó, quizás la elección del soundtrack no fue la más adecuada. Sin embargo sigue siendo pasable, y al menos de que los soundtracks y scores de producciones cinematográficas sean lo tuyo, no te evitará disfrutar del resto de la película.
A pesar de durar 3 horas, el flujo y ritmo de la película nunca se llega a percibir lento. La historia es lo suficientemente buena como para lograrte enganchar, haciendo que los minutos pasen rápidamente sin percatarte que llevas ya un buen rato siguiendo las incidencias de los personajes.
La película está totalmente recomendada, la trama en concepto puede hacerla sonar similar a otras, pero la experiencia que produce hace que valga totalmente la pena ir a verla. Quizás The Wolf of Wall Street no cuenta con la suficiente riqueza cinematográfica como para convertirse en la obra maestra de Scorsese, pero resulta una película bastante estimulante y extremadamente entretenida.