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2012: las descargas ilegales se lo han cargado todo. Encima, España es uno de los países con mayores tasas de piratería. Un halo de esperanza para los músicos: para esos músicos que han dejado de vender discos por millones. Dar conciertos y dar buenos conciertos. Sudar sobre el escenario y “sentir el calor del público”. Fácil, por ejemplo, para el torbellino que son los Black Keys. Simplemente tirar de músicos de refuerzo y de repertorio. Todo el mundo a notar la energía y todo el mundo a saltar y a bailar.
Pero qué pasa con música como la de The XX. Recién leo un comentario sobre la progresiva simplificación de la música popular, de como esa escasa colaboración del oyente conduce a música más simple e inmediata, más pobre por lo tanto. El estribillo, el ritmo ramplón, o esa trampa mal utilizada que es el sampleado: usas un ritmo o una estrofa conocido y le pones otra cosa encima, y a volar. Maldito Vanilla Ice, maldito Snoop Doggy Dog, malditos tantos que sólo lo han usado para apropiarse de lo que no es suyo.
Pero, repito, qué pasa con música como la de The XX. No me imagino Angels, adelanto de su segundo disco, sonando en un estadio con gente presta a levantar el puño. Odiaría también que empezaran a encenderse mecheros como si habláramos de las infumables baladas de los Scorpions. Pues qué es de The XX sin ese sonido conseguido en el estudio, como si todos los instrumentos fueran puro hielo que se enciende solo al acercar sus voces. Qué es de The XX con los pesados de siempre exigiendo música acelerada, sin dejar apenas percibir esas guitarras que parecen venir de unas cuantas millas a lo lejos, al otro extremo del desierto, de esos bajos de apenas tres notas que son el indicio más visible de la influencia dubstep. Gente gritando y silbando frente a un grupo que usa los silencios como uno de sus mejores instrumentos.
2009. No muy diferente de lo inicialmente descrito para 2012. Cuatro veinteañeros, dos chicos y dos chicas, con aspecto de tardo-adolescentes que no lo han aprobado todo, tampoco, ese año, publican The XX en Agosto. Autoproducido y en agosto. Cosas curiosas para un disco de debut. Uno de sus componentes, una chica de origen hindú que toca los teclados, abandona rápidamente la formación. Parece, agobiada por el peso de una fama que empieza a precipitarse. El grupo se sobrepone como trío. Merecidamente. ‘The XX’, disco homónimo, es el mejor debut de un grupo en muchos años. Un disco, en la era de las descargas y de las canciones sueltas, que es un álbum que se abre con un instrumental llamdo Intro. Que despliega influencias más o menos claras pero, (esto no va de apropiacionismosampleador), las usa en beneficio del sonido y del conjunto. New Order (bajo, incluso guitarra burbujeante), el dubstep, algo de soul añejo, Chris Isaak, Morricone, Badalamenti, los Cure instrumentales de los tres primeros discos, los Young Marble Giants. Todo muy sutil: la guitarra que puntea el inicio de VCR puede sonar algo a Radiohead. Las voces: casi siempre cantan a dúo, chico-chica. Él, con pinta de poligonero despistado y peinado más que discutible: ella, una especie de Tracey Thorn rejuvenecida. Se hace raro, sí, al principio. Pero están las canciones y está el sonido.
Jamie XX, único componente que no canta, remezcla a otros artistas (todo un disco a un muy venerable Gil Scott-Heron, r.i.p.) publica alguna sesión como DJ y se destaca contundentemente como responsable de esa curiosa mezcla de minimalismo casi glaciar y emoción pura. Los defino ante amistades escépticas ante mi entusiasmo: son luminosos pero nocturnos, son silenciosos pero majestuosos. El disco no para, la era de las descargas y del uso y abuso del botón skip, pero los 40 minutos escasos del álbum pasan una y otra vez. Más detalles: las canciones no se alargan. Duran lo justo para decir lo necesario y acaban, casi todas, magníficamente. Qué bien acaban las canciones de estos tipos. Los premios vienen y las ventas masivas. Son requeridos por los medios.
El próximo 10 de septiembre (curioso, en USA el simbólico 11), publicarán su segundo disco. Por el single de adelanto, no parece que vaya a haber grandes cambios: dependerá de la calidad de las composiciones. Curioso, a lo largo de los últimos meses han puesto en marcha una especie de web/blog (www.xx-xx.co.uk) mostrando sus inspiraciones: todo lo que han oído, o a lo que han prestado atención, a lo largo del proceso de composición y grabación del disco. Un enorme regalo que nos han hecho, mostrando sus gustos y sus influencias, de lo más variadas y brillantes. Esa web es casi otra gran obra que nos han aportado y recomiendo a cualquiera medianamente interesado en la música que la visite en profundidad. Que pinche los links en You Tube, que se ponga unos buenos auriculares, que piense en las grandes músicas que les han servido de inspiración.
¿Dónde estabas tú en agosto de 2009? Quizás, antes de septiembre de 2012 sea buena idea recuperar ese primer disco y volver a oírlo. Porque entonces saldremos de dudas, algunos, pocos ya, que creemos ciegamente en ciertas cosas, entre las que se encuentra la música. Los músicos y sus exiguas posibilidades de alterar tu ánimo en una canción: toda gran canción, esa que te hace pensar por unos segundos si no es la puta mejor canción que has oído en tu vida. Hasta que aparece otra.
Hace tres años, The XX publicaron un primer disco con 11 enormes canciones de las que no hay que olvidarse. El disco de septiembre ha sido anticipado por ese tema, Angels, gélido, extraño, íntimo, al que me costaría medirle hasta los BPM, reducidos a un esplendoroso amago rítmico que muestra que mantienen un equilibrio entre evolución (suena terrorífico a todo volumen) y respeto por los fundamentos de su sonido. Atentos, ya son grandes y todo parece indicar que crecerán.
Volviendo por nuestras buenas costumbres, al recomendar un grupo conviene que lo escuchéis. The XX en nuestra lista de reproducción…