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The Yards - 2000

Publicado el 01 junio 2014 por Jimmy Fdz
The Yards - 2000
Director: James Gray
  Podría haber tenido este post listo que horas, digo, voluntad y claridad mental no me faltaba, pero no hay manera de combatir la procrastinación -de hecho, hay una canción sobre lo mismo que es genial y bueno, define a la perfección muchas cosas-: me distraigo y alejo de mis deberes. Por suerte no me ha pasado la cuenta aún, y espero que eso no suceda nunca, sería nefasto. Pero, por más que se pospongan -(in)voluntariamente- las cosas, no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague, así que continúo con esta retrospectiva totalmente impulsiva de la filmografía de James Gray, neoyorkino cuya opera prima, Little Odessa, fue comentada por mi persona, en este mismo blog, nada más ayer. Días cargados de Gray. Y yo no me quejo, que esta es otra gran película.
  Leo es un joven que acaba de salir de la cárcel y es recibido por su familia y amigos. Hay muchas buenas intenciones y deseos de progresar por el buen camino, a fin de no tener que volver a la cárcel o acabar de peor forma. Todo un nuevo comienzo en la vida de Leo, un sujeto determinado a no perturbar más a su delicada y gentil madre, pero lamentablemente las cosas toman un rumbo diferente y nuestro protagonista cae en una espiral de violencia y corrupción difíciles de enfrentar. El peso del entorno que cae inclemente sobre un pequeño individuo que puede albergar grandes y determinantes decisiones.
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  Ahora sí que hay un dato concreto sobre la vida de James Gray: cuando era joven, su padre se vio envuelto en todo un escándalo de corrupción relacionado con la industria del ferrocarril. Nuestro querido director debió haberse llevado una fuerte impresión, porque en este filme, y estableciendo una diferencia con su anterior película, todo está totalmente podrido; no en proceso de putrefacción, sino que directamente caduco y descompuesto. En 'Little Odessa' si bien el entorno no era lo más brillante de la ciudad o de la sociedad, sí había una pequeña sensación de que las cosas no estaban del todo perdidas -aunque los hechos acontecidos estén lejos de ser favorables para sus personajes-. En 'The Yards' -título que hace referencia al lugar donde las empresas reparan los trenes y/o vagones- me temo que, a grandes rasgos, ya no hay esperanza. Y digo a grandes rasgos porque en el filme vemos una historia desarrollada a dos níveles: el personal e individual, que tiene que ver con la historia más íntima de amistad, amor y lealtad desarrollada entre los personajes de Wahlberg, Phoenix y Theron; y el socio-político, que tiene que ver con las oportunidades laborales de los personajes y todo el tejemaneje de las empresas para pagar menos o eliminar a otras de la competencia. Dos niveles que van de la mano y construyen una historia de victorias y derrotas que seguirán ocurriendo quizás cuánto tiempo más. En su segundo filme podemos ver que Gray desarrolla una crítica social más punzante y concreta. Supongo que tiene mucho que ver con que su padre haya estado involucrado, es obvio que hay una mirada más personal en juego, mirada que dota de más humanidad el relato entero, porque, y al igual que en 'Little Odessa' -donde había una sutil crítica social-, todo este entorno podrido es el escenario perfecto que describe idealmente lo que son las distantes, resentidas y quebradizas relaciones humanas: un relato familiar situado en un escenario criminal -con criminales de poca monta y los de cuello y corbata-. Amor, violencia, redención, valores y principios, pasado y tensiones se conjugan en este filme en el cual dichas palabras/conceptos se ven subyugadas por el poder; el poder del dinero, el poder de la influencia y el poder de los que todo lo tienen. Desde luego, tenemos ese toque trágico siempre presente en los filmes de Gray, dando cuenta de que el origen de todo mal humano nace en la misma persona, cosa que resulta inevitable en estos tiempos y más todavía en los venideros. Importante es el egoísmo de los personajes, algunos mucho más egoístas que otros: al fin y al cabo, cada uno está por su cuenta. No obstante, el protagonista, Leo, no es puramente egoísta, puesto que su madre es más importante para él que él mismo. En este caso, podría no ser necesariamente un egoísmo individual, pero sí uno de "nosotros los ricos y poderosos", "nosotros la familia", "nosotros los amigos", e igualmente del yo. Pero, por más que haya amor entre un hijo y su sufrida pero comprensiva madre, el mundo gris va a seguir ahí, y el egoísmo de las personas seguirá ayudando a perpetuar la putrefacción en que vivimos. De dos batallas, la consigna parece ser que hay que elegir una que ganar: es más importante el individuo que la justicia en general.
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  Gray nuevamente escribe el guión, siempre con esa habilidad suya de sorprender con la historia y guiar los hechos a conflictos y momentos que realmente no me esperaba. Tal como en 'Little Odessa', comenzamos de una manera bastante convencional y vista: el protagonista que vuelve al hogar, en este caso, Leo regresa de la cárcel para redimirse y comenzar una vida de provecho y decencia moral -especialmente para no disgustar más a su madre-. Naturalmente, las cosas hacen que nuestro protagonista caiga en conductas delictuales y las cosas comienzan a irse un poquito a la mierda. Nada nuevo, criminal-nueva vida-crimen lo sigue. No obstante, ese es tan sólo el inicio, la premisa, y la historia comienza a fluir de manera más diferente cuando la crítica social comienza a aflorar con más fuerza y presencia. Ya saben, el poder de las decisiones, las consecuencias de los actos y el resultado de elegir el camino rápido para surgir. El guión me parece, nuevamente, sólido y contundente.
  De todas formas, el fuerte del filme está en la talentosa dirección de Gray, un tipo que cuenta las cosas pausadamente pero de una intensidad mayúscula, y ya ni hablar de las secuencias que son directamente más intensas en lo que acciones se refiere. Me gustan este tipo de relatos en los cuales los personajes están hasta el cuello de problemas pero aún así hay tiempo para quedarse quieto, en silencio, absorto en pensamientos o cualquier cosa que te aleje momentáneamente de los problemas que tanto te agobian. Porque en cualquier momento las cosas pueden explotar, y cuando eso sucede, queda grabado a fuego en la memoria. La gran fortaleza para construir un relato de esa forma es la poderosa, envolvente y gris atmósfera del filme, junto con los pequeños pero memorables momentos que Gray es capaz de lograr. Recuerdo particularmente cuando -no les describo la situación completa- Leo le dice a su madre "no pierdas la fe". Me parece un instante sensacional lleno de emoción. Ese calor afectivo entre Leo y su madre es adorable y completamente auténtico. Pero, así como Gray logra momentos familiares hermosos, también retrata con crudeza la impía indiferencia de los empresarios, y todos los momentos en que estos son los protagonistas de la escena tienen una carga de amoralidad asombrosa; la manera en que discuten, en que se ponen de acuerdo, en que solucionan cosas resulta terrible... Terrible ver como la verdad se esconde y las personas comunes y corrientes tienen que aguantar lo que les toca sin poder realmente ser un escollo para los poderosos.
  La banda sonora me parece, de nuevo, bellísima. Los momentos en que es utilizada resultan sublimes, especialmente los madre-hijo. Es interesante que Gray utilize mayormente música clásica para los momentos realmente importantes y emotivos: le otorga una elegancia atemporal que queda muy bien en este sucio y gris entorno retratado. La puesta en escena de Gray está notoriamente depurada pero resulta igual o más efectiva que en su filme anterior -patrón que luego sigue progresivamente-: tenemos un poderío emocional potente que a veces llega a los huesos. Los momentos sublimes de Gray tienen una trascendencia cautivadora y a veces hipnótica. Gray como director ya no tiene que demostrar nada, simplemente es genial.
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  Para ir finalizando, no puedo dejar fuera al numeroso y notable reparto: James Caan, Mark Wahlberg, Joaquin Phoenix, Charlize Theron y Ellen Burstyn. Todos son convincentes y entregan excelentes actuaciones. La que más me gustó fue Burstyn como la madre de Leo porque tiene algo cálido, un aura de comprensión y perdón ideal para un personaje solitario como Leo. No deja de parecerme de lo mejor del filme. Destaco la fuerte carga dramática que hay entre Wahlberg y Burstyn, que hacen que esta relación madre e hijo resulte más cercana y honesta.
  En fin, 'The Yards' no es una película criminal propiamente tal, su foco es la familia y las complejas relaciones humanas que tienen que resistir los embates que la violencia, la corrupción y el poder lanzan contra ellos. Mucho más drama que crimen, en esta atmósfera gris y viciada veo menos pesimismo que en la cinta anterior de Gray, puesto que no es tan devastadora, pero igualmente hay una contundencia que señala que estamos en un mundo podrido. Sin embargo, hay que encontrar una manera de (sobre)vivir. Lo mejor es sabiendo quienes mantienen sus principios, y quienes caen presa de la putrefacción ya consumada. Honestidad, elegancia, talento, cosas que el cine de Gray desborda y con las que me deleita cada segundo.
  Excelente filme, probablemente no sea para todos, pero lo recomiendo igual. Cómo no voy a recomendar las películas que me gustan.
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