The Yes Men y la lucha contra la empresa

The Yes Men intentan salvar el mundo, de un modo absurdo, puede que inútil, a modo de pataleta y con técnicas de guerrilla de comunicación. A eso se dedican estos tipos, Andy Bichlbaum y Mike Bonanno, que pretenden desenmascarar a las empresas, forzarlas a afrontar la realidad, a hacer frente a las injusticias que comenten.

Su estilo narrativo es divertido, provocador, arriesgado, pero también demuestra lo absurdo del universo empresarial. Para ello viajan por el mundo dando conferencias, colándose en eventos, haciéndose pasar por portavoces de grandes multinacionales o empresas públicas. Su guerra es tan inútil como necesaria. No se trata tanto de ganar, que a veces parece imposible en este mundo forjado en el libre mercado, pero sí de dar puñetazos en la mesa, de dañar las imágenes de esas marcas que gastan más dinero en mostrar su perfil bueno que en subsanar los daños colaterales de sus actividades.

“Dejar al mercado arreglar los propios problemas que generan”, ese es el mensaje que repiten decenas de veces todo tipo de gurús, empresarios y gente del mundo de la finanzas y la Bolsa. Pero cómo dejar que arreglen las cosas los mismos que eliminan las barreras para poder cometer sus excesos. The Yes Men no es la solución a los problemas, son un grupo de provocadores, pero el mundo de la empresa necesita puñetazos, golpes bajos si se tercia y  The Yes Men aceptan el envite, las armas elegidas, y con ellas se enfrentan a las directrices del mercado, directrices viejas que llevan a vejaciones, a errores fatales, a direcciones que pocos aceptan si meditan, pero que todos cumplen defensa de sus obligaciones para con los accionistas.

Así construyen una película divertida, de terroristas de la comunicación en una peculiar cruzada contra los males de la economía moderna y denuncian, de un modo global y espectacular, los grandes males del libre mercado donde las empresas asumen que, en pos de los beneficios, cualquier cosa es lícita.

ALFONSO CARDENAL