Últimamente se oye mucho hablar de 'ataques' de los especuladores a ciertos países (España, Grecia, etc), con lo cual se da a entender que el enemigo de esos países ya no es otro país, sino algo tan abstracto como los mercados internacionales. Me pregunto por qué no se incluyen este tipo de comportamientos financieros dentro del apartado de terrorismo y sí el quemar un contenedor en la calle al tiempo que se lanzan consignas.
Ya sé que cité esta frase hace poco en este mismo blog, pero es que últimamente parece que viene al pelo. Me refiero a aquello que decía Guattari del capitalismo: que es el único sistema donde el súbdito se ve imposibilitado para mostrar su oposición. Y es que no hay nada más sencillo que hacer callar al opositor (un particular, todo un país) con un crédito o una compra de bonos. Así es que estos señores (a los que, por cierto, nadie se atreve a poner nombres y apellidos, como mucho se habla de 'Lobby de Wall Street' o cosas parecidas) deciden que van a por un país y se ponen a ello con el pundonor y el savoir faire de un campeón del monopoly. Apuestan a que tal nación se irá a pique y casi siempre aciertan. Ríete tú del oráculo de Delfos. Lo más extraordinario de todo es que, cumplimiento de la fantasía pascaliana, el mundo se ha convertido en algo predecible. Es lo que ocurre cuando la complejidad de éste se reduce a una sola variable: el dinero. De modo que esos como-quiera-que-se-llamen saben qué ocurrirá en las próximas semanas y meses (tal vez años). Estaría bien que alguno de ellos con un mínimo de altruismo montara un blog o una página web donde nos contara al resto de mortales en qué consistirá ese futuro. Siempre es bueno estar avisado. Intenet es un medio estupendo para saber qué paso. Alguien debería usarlo para decir que es lo que pasará, aunque sea en los próximos cinco minutos.