Los franceses Olivier Ducastel y Jacques Martineau dirigen ‘Theo y Hugo, París 05:59’, una película que transcurre a lo largo de la noche en la que ambos protagonistas se conocen y viven una intensa historia de amor sobre la que gravita, además de la pasión, el sida. Impactante apuesta que logró el Premio del Público en el último Festival de Berlín.
Va la noche avanzada cuando Theo y Hugo se descubren en un club de encuentros sexuales en París. En la maraña de cuerpos, miradas, alcohol y otras sustancias, música, luces envolventes y deseos cumplidos y por cumplir sus cuerpos se funden en una explícita secuencia inicial de más de quince minutos en la que la cámara no elude un sólo detalle.
Tras el desenfreno y ya en la calle seguirá corriendo la noche mientras la realidad se va imponiendo y los llevará a la sala de urgencias de un hospital para que uno de ellos se haga las pruebas de detección del VIH-sida, al haber mantenido relaciones sin protección alguna y confesar el segundo que es seropositivo.
La película concluye con el amanecer, a las 5:59, hora que remarca el título del largometraje. Todo ha sucedido a lo largo de unas horas de hallazgos y temores, paseos, huidas y reencuentros, confesiones y entrega. El amor; la vida misma.
Secuencia inicial
Sobre la impactante y descarnada secuencia inicial, los directores, que firman su octava película en comandita, apuntan: “Queríamos plantear un principio sensorial, hipnótico, para que el espectador pudiese entrar en ese estado casi de trance. Buscábamos una sexualidad al mismo nivel que las sensaciones que queríamos crear. Y no tuvimos miedo de arriesgarnos…”.
“Hicimos un casting de extras con muchos figurantes explicando perfectamente que queríamos gente desnuda en un club de sexo y actuando de forma muy activa y ajustada a lo real. Hubo mucha gente que dijo que no. Pero incluso el mismo día que fuimos a rodar, a primera hora de la mañana, volvimos a explicar claramente lo que íbamos a hacer y hubo gente que se fue. Pero las personas que elegimos nos han demostrado que acertamos plenamente”.
Tras seis años sin rodar, Ducastel y Martineau vuelven a centrar su cámara en las relaciones homosexuales. Los jóvenes Geoffrey Cöuet y François Nambot, ambos en sus primeros papeles como protagonistas, dan vida, respectivamente, a Theo y Hugo, en una propuesta arriesgada, sí, y cruda, pero no exenta de un tono de romanticismo envolvente que quiere ser, y en buena medida lo logra, un homenaje al amor por el amor y todo lo que ese sentimiento, tantas veces irracional, comporta.
Fuente: hoyesarte.com