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El objetivo esencial de las redes sociales es comunicar, interactuar, conectar. Qué mejor reclamo para una de ellas, que haber conectado a casi 900 fotógrafos para un proyecto de stop motion de un joven cineasta francés. Instagram no sólo sirve para publicar fotos de gintonics, hoygan!
Thomas Jullien, un director de arte galo muy relacionado con el sector de la publicidad ha hecho realidad ‘An Instagram short film’ o lo que es lo mismo, un vídeo colaborativo en el que 852 fotos tomadas de la red social fotógrafa por excelencia, y compiladas en un montaje imaginativo y divertido con el que recorreremos Nueva York, París, Sidney y Berlín. Ahí es ná.
Resulta gratificante, no solo la osadía de su realización y el agradecido comportamiento de los filtros instagrameros para el making of del realizador, sino como podemos ralentizar la imagen y asistir a un universo caótico de fotografía vacacionales e instantes de la vida de casi mil internautas. Interacción máxima no?
Me imagino el curro del becario de turno, para solicitar la tonelada y media de permisos individuales de cada fotógrafo “secuestrado”. Pero el resultado merece la pena, no?
Por cierto, temita majo que suena de fondo, The Black Keys…