El pasado mayo Panini sacó en Marvel Deluxe la breve etapa de Ellis en Thunderbolts. Por ello toca volver a hablar de esos cómics.

Primero tengo que decir que son entretenidos y divertidos. Lo son porque Ellis es un gran guionista, sabe dialogar, desarrollar una historia y darle espectacularidad como pocos hoy en día. Sin embargo sus Thunderbolts no son los de toda la vida. La serie primigeniamente fue un esfuerzo del sobrevalorado Busiek y luego del minusvalorado Nicieza de dotar de profundidad y singularidad a unos villanos que eran meros clichés o simples piñatas con uniforme. Ellis destrozó ese esfuerzo. Las personalidades de los personajes que costó números edificar las tiró a la basura. Con Ellis los personajes volvieron a ser estereotipos de lo más típicos y planos. Por tanto estos números supusieron un paso atrás de Thunderbolts. Sobre todo de los que eran Thunderbolts (Pájaro Cantor, Piedra Lunar y Espadachín). Aún más grave de esa involución, para un fan de este supergrupo, es que los Thunderbolts fueron eclipsados por Osborn en su propia ¡serie! Pero la lista de desastres no termina aquí. Los 9 números de Ellis son un descompresive storytelling ejemplar. Lo que nos cuenta Ellis en ellos es muy poco. Igual de pobre es el leitmotiv de estos Thunderbolts, el típico, y gastado ya, cliché de psico-sociópatas al servicio del gobierno. Así pues, Ellis mató la singularidad y la continuidad de la serie. Por eso, aunque la lectura es divertida, interesante y espectacular y el guionista cumplió muy bien su misión de revolucionar la serie, el resultado es bastante insatisfactorio porque esos números embarran lo anterior y prácticamente sólo tienen el valor de una primera lectura. Ahora sólo son unos cómics palomiteros. Esos que ya no se disfrutan en siguientes lecturas porque los fuegos de artificio sólo funcionan una sola vez.
Acompañando a Ellis estuvo Deodato, un dibujante tan inteligente como malo. El brasileño es un dibujante pésimo, no domina nada, ni la anatomía, ni la perspectiva, ni la composición, ni la narrativa, ni las proporciones, ni nada. Es difícil encontrar a un tipo tan malo hoy en día, quizás Finch. Pero todo esto casi lo compensa por completo con su inteligencia. Se ha dado cuenta de que lo importante hoy en Marvel es la apariencia, resultar espectacular o molón a simple vista, lo demás ni para la editorial ni para el aficionado medio (parece ser) tiene importancia. Así que para conseguir eso, teniendo en cuenta su nulidad como dibujante, ha dado con el Tenebrismo. Me ha parecido una maniobra muy inteligente porque con el Tenebrismo (uno de los estilos del Barroco que consistió en pintar con un gran contraste de luz) mata 2 pájaros de un tiro y además obtine extras. Llenando de sombras sus viñetas oculta su falta de capacidad dibujística y resulta espectacular y como extras consigue ese efecto realista hoy tan de moda (algo que también estaba detrás del barroco tenebrista) y un estilo muy singular, lo cual siempre viene muy bien para medrar en un mercado competitivo e industrial. El resultado de su trabajo es un poco como el de Ellis, tan malo como bueno. Su dibujo es horrible e ilegible porque al no saber de anatomía y perspectiva nunca sabes como leer las viñetas, ¿quién esta detrás de quién? ¿A x le han dado una paliza de muerte o simplemente es que Deodato no sabe dibujar? Pero consigue siempre hacer visualmente espectacular lo ideado por Ellis y de vez en cuando se monta una brillante narrativa. De todas formas, realmente es el colorista, Beredo, el artífice de que el aspecto visual de este ahora tomo sea tan bueno, realista y espectacular. Él es el que con el color ha maquillado las figuras rotas y hecho funcionar el tenebrismo de Deodato.
Así pues, para mí, aunque en la década pasada Thunderbolts necesitaba una revolución, la perpetrada mercenariamente, pues seguía designios editoriales, por Ellis se pasó destruyendo todo lo anterior y opacando lo poco que decidió conservar. De este modo aunque el guionista y Deodato-Beredo hicieron que Thunderbolts fuese por primera vez espectacular y, desde hacía años, interesante de leer, su labor ha sido muy negativa. Yo disfruté (y en esto ha sido muy importante que sólo son 9 números), pero el trabajo de los autores es tan vano y superficial que dejaron la cole hecha unos zorros, con ellos Thunderbolts volvió a la casilla de salida, la etapa Ellis es un reboot, para nada. A las pruebas me remito. Hoy en día la cole está mucho más cerca del estupendo trabajo de Busiek (que se está recopilando en pequeñito) y de Nicieza que de lo hecho por Ellis&Deodato. Así pues, con perspectiva estos números no los podíamos haber ahorrado. Fueron tan innecesariamente radicales y superficiales que ahora son humo.
