Revista Coaching

Tic tac

Por Un Tipo Con Suerte @untipocnsuerte

El tiempo no corre, vuela. Y con él, las etapas de la vida. Parece que al nacer te dan una lista de cosas que se esperan de ti. Una lista que dice lo que tienes que ir haciendo a cada edad. Como un programa:
3 segundos: Llora13 meses: Empieza a andar.3 años: Aprende a leer.15 años:  Tu primer amor.18 años: Empieza la carrera.23 años: Acaba la carrera.24 años: Empieza a trabajar.30 años: Ten pareja estable y bebe Gintonic.40 años: Uno o dos bebés en camino.50 años: etc…
¿De dónde sale esa maldita lista??? ¿Quién decide a qué edad hay que tener un hijo??
Después de pensarlo, he llegado a la conclusión de que se trata de un mix entre la evolución de la persona y la norma de la sociedad (entendiendo norma como el suceso que se da con más frecuencia). Así pues, por un lado te van apeteciendo cosas conforme creces y por otro lado te van pinchando para que cumplas con lo que se espera de ti.
Mientras vas cumpliendo, todos contentos. Pero, ¿qué pasa si no haces lo que se espera? ¿Qué pasa si llegas a los 30 y sigues con la carrera? ¿O a los 38 sin hijos?
Pues en esas situaciones en que no cumples con el programa no te sientes muy bien. Por un lado te preguntas qué deberías hacer y por el otro lado tu entorno empieza a pincharte. Esa famosa frase de tu padre “yo a tu edad ya trabajaba” o de tu madre “a ver cuando me das un nieto”.
Todo esto crea algo de mal rollo. Y como el mal rollo no nos gusta porqué somos tipos con suerte, hoy te propongo un par de ideas/truquillos.
¿A ti qué te apetece?
La primera pregunta es tan sencilla como importante: ¿a ti qué te apetece? Has llegado a este momento de vida en el que tendrías que hacer algo que no estás haciendo. No acabas los estudios. No tienes pareja. No tienes hijos.
¿Pero a ti te apetece acabar los estudios, tener pareja o tener hijos? Es que quizás esas cosas no van contigo. Es que quizás estás aprovechando para aprender otras cosas y por eso vas más retrasado en los estudios. O quizás no quieras tener pareja y quieras disfrutar un poco más de tu individualidad. O quizás no te veas con dos churumbeles en el parque.
Si te haces la pregunta y te das cuenta de que la cosa no va contigo. Que este programa no es para ti. SÁLTATELO. El tío que repartía el programa de vidas no tuvo tiempo de personalizarlo. Es un estándar. Sólo una guía de ruta que te dice UN camino por el que PUEDES ir. Pero si no te apetece, coge otro sin dudarlo.
“Pero es que a mi si me apetece.”
Ese ya es otro rollo. Estás en un momento de vida que no te gusta. O mejor dicho, te gustaría estar haciendo otra cosa. Sientes que ya ha llegado el momento para el siguiente paso (pareja, hijos…) pero no llega. Y ves como el reloj te persigue como una apisonadora. Implacable. Y se va comiendo tu tiempo. El tiempo en que tendrías que estar haciendo otra cosa.
Y esto si da mal rollo. Muy mal rollo. Especialmente cuando el tema va de pareja e hijos. Cuando empiezas a echar las cuentas y no cuadran los años. Te empiezas a agobiar y eso tampoco ayuda demasiado. Preocuparte no te ayuda a conseguir tu objetivo y a veces te puede llevar a hacer alguna tontería. ¿Qué puedes hacer? Pues ante esto, te regalo una reflexión:
No hay un hombre tan viejo que no pueda vivir un día más.
Por muchas ganas que tengas de estar en otro momento de vida. Aunque el cálculo de los años te dice que tienes que hacerlo YA. Estarás de acuerdo conmigo que la cosa no va de un día, ¿no? Podrías esperar un día más y eso no cambiaría demasiado tu programa de vida. ¿Y seis meses? ¿Crees que 6 meses es demasiado tiempo?
Si lo que te apetece es tener pareja estable porque ya toca, ¿podrías esperar 6 meses? De hecho estoy seguro de que firmarías para tenerla dentro de ese plazo. Y es que no eres tan viejo que no puedas esperar seis meses
Pues si puedes esperar ese tiempo, si realmente te das cuenta de que no cambiaría nada, te invito a que te olvides del reloj por un momento. Durante los próximos seis meses no hay reloj. No hay urgencia. Tómalo como una pausa.
¿Y eso para que te sirve? Pues lo primero es que si dejas de decirte todos los días que tendrías que estar haciendo algo diferente, empezarás a sentirte mejor. Serás capaz de disfrutar tu día a día. Sacarle el provecho y quitarte el estrés de la urgencia.
Pero, y ahí va la magia, la segunda ventaja es que será más fácil conseguir tu objetivo. Mientras corres huyendo del reloj vas mirando para atrás y te vuelves más torpe. En el momento de que te olvides del reloj, podrás centrarte en tu camino, el camino que te llevará a tu objetivo.
Y, ¿sabes qué? Tengo una buena noticia, no hace falta correr. ¡Tienes seis meses! Es cierto que a veces el reloj avanza como una apisonadora, pero es que las apisonadoras son muy lentas.
Así que ya sabes, la próxima vez que te entre la angustia pensando que se te pasa el arroz, piensa que no hay arroz que no pueda aguantar un minuto más. Y no hay persona tan vieja que no pueda vivir un día más. Ni un momento de vida tan urgente que no pueda esperar 6 meses.
Lo único que no puede esperar 6 meses es tu comentario diciéndome si te ha gustado la entrada :).

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