La de-mostración de un yo distinto, un yo diferente girando alrededor de un centro de
gravedad que acaba lanzándonos siempre a un mismo piso, polvo de restos de vientos
que abrazan con aires nuevos dejándonos el desorden de todas las partes que creímos
invulnerables. El cristal se rompe, y el cristal son los vínculos que nos encontrarán de
nuevo, una vez más, justo en el momento en que despertemos de este continuo correr
hacia una salida, ¿salida emergente o salida de emergencia? Y nos detengamos, y
aceptemos la calma de ser quienes somos… que por llegar más lejos, los gritos no llegan
más claros; y aceptemos ser un ser sin aplausos, para entonces sí, sorprendernos de ser
aplaudidos.
Sucede que aunque se intente no podemos mantenernos al margen de esta cercanía
continua del todo que nos aleja del Ser por ser. Una dualidad compleja que nos marea,
una tensión perfecta y un emoticón sonriente en el momento de dar nuestra esencia sin
pretextos al mercado de mostrar, mostrar y mostrar.
Dos textos, “El show del yo” de Paula Sibilia y “Extranjeros
digitales y mediáticos: el extrañamiento en la comunicación” de Rosalía Winocur, textos
para la reflexión acerca de la vida entrelazada de una manera que puede ser pensada
como una paradoja. Este informe, que pretende dar cuenta de la lectura, va a ser a su vez
un intento de pensar la realidad en este ir y venir desde lo interno (lo íntimo) y lo que
sucede en este mundo atravesado por hilos digitales que nos ovillan sin pausa. Pensar
también, acerca de lo que somos y la discordancia con lo que dejamos ver, observar
nuestra presencia y la interrelación que generamos, indagar sobre el otro que nos recibe,
el otro que nos alienta, también aquél que no es el otro y es por esto que cuesta verlo.
Tal vez nos estemos acostumbrando a la cercanía de todo, pero una cercanía mediada
por los hilos de redes que nos convierten a todos en alguien y a su vez en un otro.
“¿Voluntad de poder y de impotencia al mismo tiempo? ¿Megalomanía y escasez de
pretensiones?” (Sibilia, 2008: 5) Todo lo que somos quiere estar siempre en otro lado,
siempre en o t r o lado excepto este en donde estamos. Y entonces es ahí donde surge el
interrogante que realizan ambas autoras para dar cuenta de este modo de estar siendo
protagonistas de un show veinticuatro horas on-line. Por su parte, Sibilia, lo que hace es
cuestionar acerca de cómo se llega a ser lo que somos, qué es lo que sucede en el
momento en que decidimos impulsarnos hacia un público constante donde “se glorifica
la menor de las pequeñeces, mientras pareciera buscarse la mayor de las grandezas”
(Sibilia, 2008: 5), porque sí, todos sonreímos al momento de sabernos un alguien
reconocible, por tener un lugar intangible que cualquiera puede ver, pero ¿qué es esto
que mostramos?, ¿damos garantía alguna al momento de “actualizarnos” o es una
reproducción más que sólo aumenta un número a la gran papelera de archivos que son
lo mismo dentro de los límites sin vanguardia del mundo digital. Lo que somos, lo que
verdaderamente somos o podríamos ser queda al margen, marginado si no posee el
currículum de los numerosos álbums de fotos circulando en el tráfico de los clics
considerados que nos miran, que siempre nos miran. Entonces ¿quiénes somos
nosotros?, pero también ¿quiénes son ellos?. Winocur propone los términos “nativos”
“extranjeros” “inmigrantes” que tienen lugar en el despertar de esta nueva manera de
estar en el mundo, haber nacido dentro o fuera de este tiempo donde se hace claro que
algunos transitan relajados y otro se desconciertan, corren y piden auxilio… ellos que
antes eran la base firme, la tierra sólida, lugar de residencia de todas las respuestas. Por
un lado ésto, los inmigrantes de esta nueva forma, intentando llegar a tiempo sin
comprender del todo que dentro de lo digital lo que prevalece es el hiper-tiempo, las
paralelas de todos los tiempos en todo momento. Y por otro lado la búsqueda de una
identidad que se construye con el otro, el desear saber sobre el extranjero sin saber que
hoy todo es parte de esta extranjería porque es la manera que elegimos para existir, “lo
cotidiano, familiar y cercano puede volverse una fuente de extrañamiento, y lo distante
y extranjero, un lugar, real o imaginario, de reencuentro con las raíces o de
recomposición de la identidad” (Winocur, 2009: 34), por esto cabe preguntar si esto no
será una salida de emergencia donde se busca el vínculo en lo mediado mientras
construimos grupos de intereses comunes que nos validan. El cuestionamiento que surge
también, con la lectura de ambos textos, es la familiaridad que le damos a una imagen,
el valor que presenta lo que no es tangible (valor que tiene hasta el momento de ser
tangible), y la distancia que tomamos con respecto a este momento presente y este ser
humano que tenemos a nuestro lado mientras se crean más de cientos de vínculos en el
celular o computadora o tablet donde estamos enviando mails, mensajes, emoticones,
audios, fotos, videos, grabaciones. Este estar cerca de todo un entramado complejo de
viviencia que nos exceden, no deja ver dónde verdaderamente estamos. Nos cuesta reír
con este ser que está a nuestro lado y no contarlo a los del otro lado de esta dualidad que
co-creamos.
“Cuando ocurren cambios en esas posibilidades de interacción y en esas presiones
culturales, el campo de la experiencia subjetiva también se altera, en un juego por
demás complejo, múltiple y abierto.” (Sibilia, 2008: 9) Nuestra manera de existir está
siendo intervenida por una ausencia de tranquilidad y de calma, ausencia de aceptación
del Ser sin exposición. Se manifiesta en nuestro modo de estar presente, en nuestro
modo de vincularnos con los afectos cercanos, en nuestras interacciones con quienes
dejamos ingresar a nuestra vida sin preguntar nada cuando ya vimos un perfil que le da
pertenencia a un mundo en donde una base de datos te convierten en alguien.
Se podrá seguir reflexionando y escribiendo miles y miles de páginas sobre las
transformaciones, sobre la influencia cultural en lo individual, se podrá seguir leyendo y
tomando posturas acerca de qué lugar ocupar y acerca de qué es lo que estamos
ayudando a construir, se podrá establecer un lugar desde donde realizar un abordaje
respecto de si debe ser aplaudido o exiliado, elección de aceptación o rechazo de las
costumbres contemporáneas. Cabe el pensamiento complejo, autorreflexivo, interno,
verdaderamente íntimo acerca de quienes somos cuando dejamos de ser al mostrarnos y
reírmos con facilidad de las formas que no generan ningún tipo de huella física en
nuestro rostro. Cabe darle un momento, un espacio al vació que hemos aprendido a
desafiar en este constante permanecer siempre en más de un lugar, en mirarnos, en
vernos. Aprender a vernos en el afuera que tememos, el afuera de todo esto, pero que en
realidad es el adentro nuestro.
BIBLIOGRAFÍA
Sibilia, Paula (2008). “El show del yo”, en La intimidad como espectáculo. Buenos
Aires: Fondo de Cultura Económica.
Winocur, Rosalía (2009). “Extranjeros digitales y mediáticos: el extrañamiento en la
comunicación”, en Extranjeros en la Tecnología y en la Cultura. Madrid: Fundación
Telefónica.