Revista Cultura y Ocio

Tiempo curvo en Krems

Publicado el 08 febrero 2022 por Rubencastillo
Tiempo curvo en Krems

Existe en los libros (como imagino que ocurre también en la pintura, en la música y en otras artes) un ingrediente misterioso, imposible de premeditar, que nos los convierte en seductores o en anodinos, en sensualidad mágica o en banal grisura. De tal suerte que aquello que para ti se erige en manifestación de la excelencia o en prodigio inolvidable puede ser contemplado por los demás como bostezo o nadería. Y al revés.

Después de haber leído altos elogios dedicados a las obras de Claudio Magris, me sumerjo por fin en una de sus obras… y me deja frío. Los cinco cuentos agrupados bajo el título de Tiempo curvo en Krems (traduce Pilar González y edita el sello Anagrama) han desfilado por mis ojos sin que ninguno haya prendido en ellos y sin que ninguna admiración ni ningún aplauso me haya brotado en el corazón. Por descontado, acepto sin reticencias que se trate de un coloso de la literatura europea; faltaría más. No soy quién para discutirlo. Me limito a afirmar que, en mi caso, no ha encontrado al lector que posiblemente buscaba y merecía. Cuando me adentré en “El guardián” me encontré con la historia de un millonario que, en la senectud, opta por dedicar sus horas penúltimas a ejercer de portero en un edificio de su propiedad. Después de años como empresario de éxito, “aquella necesidad de mandar, de ganar, había terminado” (p.27); y se apresta a buscar la felicidad en esta tarea paradójica de subalterno. Tras esa lectura (que me gustó, sin entusiasmarme), paseé por las páginas de “Lecciones de música” y encontré a Salman Meierstein, antiguo profesor de conservatorio cuyo exalumno Vilardi es ahora un reputado violinista de fama continental. Tras esos dos relatos (correctos y elegantes, aunque no me generaran admiración), los tres restantes no lograron que cambiase mi percepción.

Intentaré acercarme a otra obra de Claudio Magris, por si hubiera errado en esta primera aventura. Quién sabe. Tal vez cambie mi opinión.


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