Cartel de bienvenida al estado.
En la Pocatello High School de Idaho no tienen sentido de la medida. Alguien les vino con el cuento de que una profesora había colgado una foto en Facebook y la han echado a la calle, además de pedir la revocación de su licencia para que no pueda enseñar nada. En la imagen objeto de esta polémica sinsentido, el novio de Laraine Cook se las da de bromista y en un momento de un posado vacacional en bañador acaba poniendo una mano donde no debe, en un pecho de su pareja. Mal hecho.
Lo cuentan en el Idaho State Journal, que también lanzado una encuesta que arroja resultados inesperados. Nadie entiende que no hayan despedido también al novio, que ejerce de igual forma el magisterio en el mismo instituto. Para ser justos, lo cierto es que los vecinos de la zona no quieren ver en la calle al preparador de fútbol americano, pero tampoco dan por bueno que el escándalo se zanje con una medida tan drástica como el despido de la entrenadora de baloncesto y apenas una advertencia para él. Doble rasero, sospechan.
Cook vive un drama personal en el que se mezclan la falta de respeto a la libertad personal, un machismo insoportable y algunas dosis de estupidez. Así son en Idaho, así somos en tantos lugares. Nos llega la noticia fragmentada e incompleta, porque estos casos siempre se sirven como guarnición de lo que consideramos la verdadera actualidad, mientras pensamos en la violencia contra las mujeres, la manifestación más extrema de la discriminación por razón de sexo. Comparada con historias de ablaciones, esclavismo, maltrato continuado, ácido arrojado a la cara y lapidaciones grabadas con el móvil, el mal trago de la profesora de baloncesto es una anécdota.
Como tendemos a abreviar, la jornada del 25 de noviembre se ha convertido en el día de la violencia contra las mujeres cuando, en realidad, queremos decir el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Se celebra en esta fecha en recuerdo de las hermanas Mirabal, asesinadas por su actividad opositora en la República Dominicana en 1960 en los últimos meses de la dictadura de Trujillo. Después de varias detenciones, torturas y violaciones, los cadáveres de Patria, Minerva y María Teresa aparecieron en el fondo de un precipicio. Allí abajo se puede encontrar, muchas veces, lo peor y lo mejor de la condición humana.
La escritora Julia Álvarez escribió una novela inspirada en la vida de las Mirabal titulada En el tiempo de las mariposas, que se llevó al cine con desigual resultado, como dicen los críticos cuando no quieren excederse. La película, dirigida por el español Mariano Barroso, fue producida y protagonizada por Salma Hayek.