Como estamos en verano, y se supone que deberíamos estar todos más relajados, y como creo que llevo unas semanas pasándome un poco de intensito (dameros malditos y demás), creo que debo relajarme un poco y pediros que os relajéis también vosotros.
Hace tiempo que no pongo música y creo que precisamente ahora, en verano, estaría bien...
-¿Vas a poner jazz?
-Sí.
-¡Y dices que para relajarnos! ¡La leche! ¡Casi prefiero lo de moderno-postmoderno-ultramoderno! ¡Jazz! ¡Qué horror!
-Que no. Que es jazz suave. Facilito.
-Mátame, camión. Me piro.
Por favor, quedaos. Quiero hablaros de un standard de jazz, una pieza que ha tocado y cantado todo el mundo. Un clásico. (Hasta mi banda la tocaba, y muy bien. Pero no: no tengo ninguna grabación de ninguna actuación nuestra).
Se trata de Summertime (Tiempo de verano), una nana que forma parte de la ópera Porgy and Bess, de George Gershwin, con letra de DuBose Heyward.
Esta canción, que Clara le canta a su bebé mientras lo acuna:
Tiempo de verano, y la vida es fácil.
Los peces están saltando y el algodón está alto.
Oh, tu papá es rico y tu mamá es guapa.
Así que calla, pequeño. No llores.
Una de estas mañanas te levantarás cantando,
abrirás tus alas y tomarás el cielo.
Pero esta mañana nadie te va a hacer daño,
con papá y mamá a tu lado.
tuvo inmediatamente un gran éxito, y pasó a ser un standard que todo el mundo cantó o tocó, desvinculado ya de la ópera a la que pertenece.
Tengo muchísimas versiones para elegir, pero os pongo la que tal vez sea la más famosa, interpretada por Ella Fitzgerald y Louis Armstrong, porque os quiero comentar un par de cosas.
La primera es que esta canción, como ya he dicho, no es un dúo, sino un aria. Es una mujer quien le canta a su niño. ¿Qué pintan dos cantantes turnándose para cantarla? A mí me suelen parecer un poco ridículos esos duetos en los que uno canta una estrofa, el otro otra y luego los dos el estribillo. Me parecen un poco envarados y acartonados. Muy manidos.
Pero desde luego hay tres adjetivos que no se les pueden aplicar ni a Louis Armstrong ni a Ella Fitzgerald: envarados, acartonados y manidos.
¿Qué hacen? Pues, como habéis oído, tras una introducción canónica de la orquesta, Louis presenta el tema con la trompeta con gran corrección y Ella canta la primera estrofa aplicadamente. Ambos cumplen los cánones.
Después viene la estrofa de Louis (2:36), que, salvo la disparatada pretensión de hacernos creer que esa maravillosa voz de cántaro desportillado es la de una tierna mamá que le canta a su hijito, también lo hace según lo escrito y prescrito. Hasta ahora la orquesta no tiene el menor problema y acompaña según lo esperado. Está saliendo todo muy bien y muy limpito.
(Aunque todo vaya según lo consabido, no quiero decir que cada articulación, cada entonación, cada trino, no sea una muestra magistral del talento humano. Baste escuchar el "eeehhh" de 3:18, que vale por todos mis campos de algodón).
Bueno, pues hemos llegado a 3:30. Ya está. La canción ha sido cantada perfectamente y ya no hay nada más que demostrar. Ya no se puede hacer mejor.
Sin embargo, queda un minuto y medio en el que sólo puede ocurrir el milagro.
Turno de Ella.
Ella vuelve a tomar la estrofa, y ya en la segunda sílaba lo rompe todo: 3:43. SuMERtime Ese "MER" sube en vez de bajar desde "Su". Escuchadlo otra vez: SuMERtime. A partir de ahí ya sólo puede ocurrir lo imprevisto. Naturalmente, antes de que termine la palabra, antes de que termine de pronunciar la sílaba "time", antes de dos segundos (3:45) ya está Louis: diet-ti-de-bos-a-susss (o lo que le dé la gana). Ya la han liado.
A partir de ahí escuchamos las prodigiosas "armonías desarmonizadas" de Ella Fitzgerald y los maravidiribidillósibos bisbiseiticíditos de Louis. Qué bestias. Qué dos pedazos de animales.
¿Se puede tener una mejor demostración de lo que es el puro canto, la pura musicalidad? Qué delicia. Qué bendición.
Un encargo que, como digo, suele ser bastante antipático -cantar un dueto-, es convertido por estos dos grandísimos artistas en una fiesta.
Quiero irme ahora al otro extremo. Porque Ella y Louis pertenecen a la generación de los padres, y rompen el canon pero desde dentro del canon. Rompen estructuras pero no los muebles. Pero quiero que oigáis a Charlie Parker, que es ya de la generación de los hijos, y que está en otro canon y en otra etapa del jazz.
Aquí no hay voz humana, sino que el saxofón es quien canta la nana:
Esto ya es más duro, más elaborado, más cerebral. Ya no nos inspira la misma ternura que nos inspiraban Ella y Louis. Aquí estamos ante demostraciones matemáticas que no entendemos bien. Es todo muy frío en cuanto a cálculo, pero muy caliente en cuanto a ritmo e intensidad.
La introducción es como la de antes, pero más rápida, como para quitarse pronto de en medio y que el saxo empiece a romperlo todo.
Y el saxo entra en 0:17, y ya para decir "Su" (de Summertime) escupe un puñado de notas, y la palabra "Summertime" (tres sílabas en inglés) se convierte en una enredadera.
No podemos por menos que admirar la técnica y la creatividad complejísimas de este monstruo de la música, pero debemos olvidarnos de intentar escuchar la canción como algo "bonito". Este gigante no hace cosas "bonitas". Debemos olvidarnos de que todo eso era una nana. Ahora es un teorema. Este músico inconmensurable deshace y rehace la estructura del sonido y la de la música.
Le sobran notas, regala notas, se le caen de los labios y de los dedos. Riega todo de notas que van creando redes intrincadas, estructuras geométricas y poliédricas.
En fin. No quiero enredarme a decir bobadas. Escuchadlo. (Mejor dos veces. La primera es demasiado corta y deja demasiadas sorpresas sin resolver y bastante estrépito de platos rotos. A la segunda se entiende todo algo mejor y se disfruta mucho más. Porque aquí el goce, como en toda obra de vanguardia, proviene del conocimiento).
Para terminar, os dejo la versión de Sarah Vaughan, estupendísima cantante de jazz, que hace una versión muy respetuosa con la composición original y canta con un gran gusto musical, como siempre, buscando disonancias y resoluciones siempre válidas y precisas. Gran versión.
Y la de Janis Joplin, para que veáis que una buena canción resiste cualquier versión, que el talento es multiforme y que no hay nada más aburrido y repudiable que la "cultura oficial" y el "canon".
Feliz verano. Feliz Summertime.
Ah, y si os apetece podéis dejar en un comentario cuál es la versión que os gusta más. O proponer otras.
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