No es un día grato ni para mí, ni para las personas que militamos en Ezker Batua-Berdeak, e imagino que tampoco lo será para quienes en un momento u otro han confiado en esta organización política. Al día de hoy, no tengo ningún cargo orgánico en Ezker Batua-Berdeak y, por supuesto, como militante de base tampoco tengo ni poder, ni poderes. Ayer notifiqué por escrito mi renuncia como Presidente para que quedara constancia a todos los efectos.
Sé que es díficil y no quiero crear falsas expectativas, pero tengo la convicción plena de que todavía hay tiempo para apelar al diálogo y al acuerdo; debemos aprender a respetarnos dentro para que se nos respete fuera; la izquierda tiene que quererse más a sí misma para poder ser querida como merece. Hablo como militante y como persona de izquierda, que busca un referente político de progreso, socialista, republicano, federal, pacifista y verde. Me consta, además, que no soy el único, pero, en cambio, Ezker Batua-Berdeak si es la única formación que hoy representa en Euskadi estos valores.