Argentina consiguió 3 triunfos en igual cantidad de presentaciones, no sin antes haber sufrido en cada una de ellas. Mas allá de la solidez mostrada por Australia y Alemania y el relajamiento lógico ante Angola, la Selección Nacional dejó algunas sensaciones extrañas ¿Es este el nivel real o se puede esperar mucho mas?
En ataque Argentina dependió exclusivamente de lo que pudieron producir Luis Scola y Carlos Delfino, mas los triples de Leo Gutierrez (entre los 3 el 70% de los puntos del equipo). Considerando el nivel superlativo de los dos primeros es entendible que haya una tendencia a polarizar el juego sobre ellos.
Scola crea sus propios tiros o, en su defecto, arrastra las defensas rivales para liberar a sus compañeros. El problema radica en la ausencia de un segundo interno que aproveche sus dobles marcajes. La baja de Oberto y la irregularidad de Gonzalez y Juan Gutierrez están siendo un lastre importante para el capitán argentino, que igual se las está ingeniando para ser el tercer goleador del campeonato (27,7 ppp). Un dato no menor de la Scoladependencia es el porcentaje de dobles y libres lanzados sobre el total del equipo (47 y 42%).
En el caso de Delfino, el escolta necesita que el juego llegue a él y no forzar las acciones ofensivas. No le están entrando los triples pero es solo una circunstancia del juego, si se tranquiliza y deja que el partido fluya podrá volver a mostrar todo lo bueno que hizo en la etapa de preparación.
En sus diferentes estilos ambos jugadores son imprescindibles para el éxito de la Selección.
La tercera punta del tridente ofensivo es Leo Gutierrez. El cordobés está aprovechando la atención que reciben sus compañeros y está explotando su prodigiosa mano desde los 6,25m (43%). El ala pivot también está siendo importante en defensa, bancandose a jugadores que le superan en talla (Jagla, Nielsen).
Si bien está concentración ofensiva ha dado resultados en los 3 primeros juegos, Argentina necesitará más de sus aleros en ataque ante rivales de mayor prestigio. Jasén está cumpliendo una labor excepcional en defensa pero está sin confianza en el sector ofensivo, lanzando poco y con bajo porcentaje (apenas 3/11 de cancha). ¿Será Mata la solución cuando necesite otra via de gol?
Lo que se puede rescatar de estos tres primeros encuentros es que el equipo conoce sus limitaciones y sabe a que juega. La ofensiva nace a través de su pivot y el resto cumple su rol. Si Argentina se esmera en defensa y se potencia con la vuelta de Oberto, sumado a un mayor aporte en ataque de sus aleros, va a dar batalla. El margen de mejora existe.
La Generación Dorada ha hecho gala de su juego de pases y extrapases durante muchos años alimentando una ofensiva balanceada. Ahora es tiempo de ser realistas y entender que ante las ausencias de Nocioni y Ginóbili el equipo debe cambiar su esquema de juego y eso no debe suponer ninguna deshonra. Grandes campeones se han apoyado en un par de figuras y muchos jugadores de rol. Los Chicago Bulls de Jordan y Pippen o los Spurs de Ginóbili, Duncan y Parker son dos ejemplos claros de eso.
La GD está llegando a su fin y tal vez sea tiempo de olvidarnos del lujo y empezar a pensar en nuestra selección como un equipo que necesita del sacrificio para ganarse las victorias. No es necesario aclarar que ese es un atributo que le sobra a nuestros jugadores.