Revista Cine
Tiempos violentos, sobre Bastardos sin gloria, de Quentin Tarantino
Publicado el 04 octubre 2009 por CorreotomasQuentin Tarantino es de esos directores que tienen el don de cumplir con lo que su fama dicta. Me explico mejor: considero que Tarantino, Eastwood, Scorsese, Almodóvar, Campanella, son de los pocos directores actuales que garantizan, quién más quién menos, un nivel de entretenimiento y disfrute para el espectador, ya sea en la totalidad, o en buena parte del film que entreguen.
En el caso de Bastardos sin gloria, el placer como espectador es total. No conviene saber casi nada de la trama, pero no porque el film prometa altas dosis de suspenso o intriga, sino porque es maravilloso sentarse en la butaca y dejarse llevar por el fantástico viaje en el que nos encamina durante dos horas y media este soberbio director.
Un artista que, además, ama escribir punzantes y eternos diálogos entre sus personajes, y filmar cada encuadre con un virtuosismo que se transforma en un deleite absoluto.
Ahora bien, si Tarantino es un eterno “imitador” de sus propios ídolos, o un permanente anfitrión que homenajea a eclípticos directores, no le quita a mi criterio mérito alguno.
El sabe que en sus películas nunca deben fallar tres aspectos: el reparto, la banda sonora y el montaje. Analicemos entonces su filmografía, y difícilmente podamos objetarle a sus carismáticos y expresivos actores, el ritmo de cada una de sus ficciones y la calidad en la selección de un amplio repertorio musical.
Tarantino sabe que pisa fuerte en el séptimo arte, y por ende se plantea objetivos a nivel trama y realización que en su último film se despliegan hasta lo inimaginable. Y ya no importa la verosimilitud, o el respeto por la historia mundial contemporánea -entenderán el por qué una vez visto el film-. Importa el contexto que construye, el clima que nos hace percibir, la emoción que nos inyecta, las ganas que nos transmite.
No dejen de ver, y en pantalla grande por favor, a estos Bastardos sin gloria. No se pierdan a uno de los villanos más increíbles de la historia del cine –sí, no exagero- en la piel del desconocido Christoph Waltz. Pongan a prueba la ductilidad de Brad Pitt, enamórense de las nuevas femme fatale Melanie Laurent y Sienna Miller, dignifiquen a un joven gran actor como Daniel Brühl, o elogien el cameo de un irreconocible Mike Myers.
Vean Bastardos sin gloria, y no saldrán indiferentes ni inmunes. Aplaudan, los invito, a un gran “hacedor” del séptimo arte.