Revista Comunicación

¿Tienes 20 minutos?

Publicado el 04 febrero 2015 por Lorena White @lorenagwhite

Estoy segura de que estamos diseñados para pensar fuera de la caja, para desarrollarnos fuera de la caja, para crecer todo lo que podamos, para que nuestra creatividad tenga vía libre fuera de las paredes de la caja. Pero la sociedad en la que vivimos nos encajona. El trabajo, las obligaciones y los deberes, hacen que tengamos que acoplarnos a una manera de vivir en la que, lo primero que se sacrifica, es la creatividad, y lo segundo, el talento.

Una de las cosas más útiles para las que puede servir un blog, o cualquier otro proyecto que requiera cierto compromiso (en parte creativo también) de su autor (al fin y al cabo, aunque hables de ciencia o de matemáticas, estás siendo creativo decidiendo qué publicar y cómo escribirlo), es la oportunidad que nos brinda para crear un hábito en nosotros que requiera de la parte más creativa de nuestra personalidad, casi por pura necesidad. Y si el blog o el proyecto en general, tiene que ver de forma profunda con aquello que nos apasiona, estaremos además desarrollando nuestro talento, una de nuestras facetas más maravillosas: la capacidad instintiva de no dejar morir aquello que es importante para nosotros, sea o no sea (al menos de momento) nuestro único modo de vida.

La creatividad, alguna vez lo he dicho, es como un músculo y por eso hay que entrenarla. ¿Tienes 20 minutos para leer esta entrada?

20consejoscreatividad

Y es que ni para ser creador hace falta inventar algo que revolucione la humanidad ni para desarrollar nuestro talento hace falta, necesariamente (qué bonito sería…), vivir de ello. Y aunque perfectamente estos deseos (el de revolucionar el mundo o el de vivir de lo que mejor sabemos hacer) pueden ser unas estupendas metas, en el proceso de búsqueda en el que probablemente casi todos nos encontramos y que fácilmente puede durar años, tenemos que entrenar, aprender y desarrollarnos fuera de la caja todo lo que podamos. Para que, llegada la hora, tengamos una historia apasionante que contar cuando nos pregunten: ¿Cómo lo conseguiste?

Por todo esto, hoy te dejo 20 consejos de 1 minuto para entrenar tu creatividad y que ésta se haga todo lo grande que tú quieras que sea :)

1. Emprende algo pequeñito: no hace falta esperar hasta abrir tu propia empresa o trabajar “de lo tuyo” para ver cómo funciona tu talento. Emprender con algo a pequeña escala puede ser el comienzo de todo. Sólo propóntelo y hazlo.

2. Lee mucho y muy bien: pero no pierdas tu tiempo leyendo cosas que no te aporten absolutamente nada. Lee cosas que te inspiren, que te hagan crecer, que cambien algo en ti. Lee libros que te apasionen y novelas que te hagan soñar. No pierdas tu valioso tiempo en otra cosa que no sea leer para seguir creciendo.

3. Crea tu propio manifiesto: ya te invité a hacerlo en un post de este blog y lo mantengo. Un manifiesto es una declaración de intenciones, que te sirve para poner en orden tus pensamientos. Este soy yo, esto es lo que tengo, lo que soy y lo que quiero y me propongo ser. Cuélgalo en un sitio visible.

4. Haz listas: las listas te ayudan a sintetizar la información. Ya sean las fechas de un tema que tengas que estudiar, una lista de tareas para el día siguiente en la oficina o una lista de temas sobre los que quieras investigar y escribir en tu blog.

5. Inventa vidas: uno de los mejores pasatiempos creativos que existen es coger a un pobre diablo que tenga la mala suerte de viajar contigo en el mismo autobús y empezar a imaginar quién será, dónde irá, qué le gustará, cómo será su vida, si será feliz…

6. Muévete: sal a despejarte y practica algo de deporte. Despeja tu mente de vez en cuando moviendo tu cuerpo, haciendo que tu cerebro se concentre en otra cosa que no sea sólo crear.

7. Disfruta del estupendo placer de no hacer nada: hace tiempo que aprendí (gracias al libro de Marta Romo) que dejar al cerebro descansar y a la mente regocijarse en el estupendo placer de no hacer nada, tiene muchos beneficios. Reserva aunque sea un rato para darle al pause a tu vida y dale un respiro a tu cerebro, te lo agradecerá siendo más creativo y estando más receptivo el resto del día.

8. Prueba algo nuevo: a veces estamos tan enfrascados en la rutina que no sabemos la cantidad de cosas que se nos darían bien o que podrían inspirarnos a hacer otras totalmente diferentes. Es importante hacer cosas nuevas que nos aporten sentimientos nuevos y formas nuevas de pensar y de hacer.

9. Sal de tu zona de confort: relacionado con el probar cosas nuevas, está enfrentarnos a todos esos miedos, dudas e incertidumbres que hay más allá nuestra cómoda, confortable y conocida zona de confort (aquella en la que nos sentimos seguros, nuestro día a día). Hay quien dice, que la verdadera aventura empieza una vez que traspasamos la frontera entre lo que nos es conocido y seguro y lo que nos resulta desconocido.

10. Escribe tus sueños: muchas veces nos despertamos con la sensación de haber tenido un sueño apasionante, pero al cabo de las horas y según se sucede el día, vamos perdiendo el recuerdo de ese sueño. Escribir sobre lo que hemos soñado y llevar una especie de diario de sueños, puede ser una buena fórmula creativa (sobre todo si eres escritor ^^).

11. Momento ducha: haz más caso a esos pensamientos que se te vienen a la cabeza mientras te duchas. Parece que este es uno de los momentos en los que nuestra mente se relaja y empieza a procesar información. Algún pensamiento creativo que se cuele por ahí, la solución a algún problema o la planificación del día siguiente, por ejemplo, son algunas cosas que puedes sacar en claro del momento ducha. No lo subestimes.

12. Curiosea, curiosea, curiosea: sé curioso. Es, además de una buena aptitud profesional, una de las mejores formas que tenemos de saber cuándo algo ha llamado nuestra atención y cuándo nuestro cerebro dice: “Eh, esto me gusta, quiero saber más“. La curiosidad puede ser clave si estás en un proceso de búsqueda de tu vocación, por ejemplo.

13. Toma tiempo en conocerte: parece que nunca dejamos de sorprendernos a nosotros mismos. Parece que llegados a un punto en la vida, donde todo es más o menos estable, sentimos el control sobre nuestros propios pensamientos y personalidad. Sin embargo, eso no es conocernos profundamente. El autoconocimiento implica quererse y también aceptarse, en el sentido más profundo que imagines. Cuanto más te conozcas, más sabrás cómo desarrollar tu creatividad y tu talento.

14. Inspírate en los mejores: que para algo están. Mi madre siempre me ha aconsejado que me rodee de gente mejor que yo, que me aporte cosas y que me inspire a ser mejor de lo que soy. Tener una idea de a dónde queremos llegar y seguir a aquellos que han logrado conseguirlo, sin renunciar a nuestra propia personalidad, es de los mejores ejercicios de inspiración que existen. Que cuente para ti la gente que sume, no que reste.

15. Apaga la tele: y quien dice la tele, dice las pantallas en general. Limitando el tiempo que pasas ante ellas (limitarlo, que no eliminarlo por completo, no hay que ser radical), estaremos ganando tiempo empleado en otras cosas que tengan que ver con nuestra creatividad.

16. Aleja de ti los pensamientos tóxicos: hay personas que pueden ser las mejores personas del mundo, los mejores amigos, o los mejores familiares, pero son los que siempre te frenan a la hora de darle rienda suelta a tu creatividad. Son los que te dicen que podrías hacer algo más productivo, que eso que quieres hacer no tiene mucho futuro, que si no da dinero no vale para nada… En lo personal, a esa gente hay que tenerla cerca (porque probablemente lo que dicen respecto a tu pasión lo dicen porque te quieren y no quieren que te hagas daño), pero en cuanto a lo creativo, su toxicidad no te dejará avanzar. Evita que su desmotivación te contagie, aunque eso implique que sólo tú creas en tu idea.

17. Cree más en ti mismo: ya te lo conté la semana pasada. Si lo crees, ya lo estás creando. Implicarte profundamente y creer en tu idea es creer también en ti mismo. No he visto mejor forma de empezar a crear algo que creer que puedes conseguirlo.

18. Saca el niño que llevas dentro: ¿te acuerdas la cantidad de cosas creativas que hacías de pequeño? Te inventabas clubes secretos, veías paisajes en cuatro garabatos en un papel, jugabas a piratas y ladrones… ¡Y te lo creías! Cuando todo falle, intenta pensar como un niño lo haría. No te imaginas los buenos resultados que puede dar.

19. Busca nuevas soluciones a los problemas: puedes ser creativo hasta cuando se te presente un obstáculo. Piensa en cómo solucionarlo e incluso, piensa en varias vías para solucionarlo. Eso, amigos, también es creatividad (y te ahorrará más de un dolor de cabeza).

20. Déjate llevar por tu instinto: a veces las primeras impresiones sí son las buenas. A veces los presentimientos, el feeling o el yuyu, es aquello por lo que tendríamos que dejarnos guiar. Haz caso a tu instinto, estás haciendo todo lo posible para hacerlo riguroso e independiente. No le ignores.

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