“¡Qué mal tengo la circulación!” expresiones como esta es de todos conocida, sin embargo, no es del todo correcta. Muchas veces aludimos a una mala circulación cuando tenemos las piernas hinchadas o pesadas sin tener que estar relacionada la causa con una, propiamente dicha, mala circulación sanguínea. A veces factores externos, ambientales, son los que condicionan estos síntomas. Calor excesivo, humedad, tener que estar muchas horas de pie o sentados y la retención de líquidos ueden ocasionar cansancio o incluso dolor.
La mala circulación está relacionada con el mal funcionamiento del sistema circulatorio, lo que deriva en problemas arteriales y venosos. Cuando las alteraciones son en las arterias la causa más común es la aterosclerosis (obstrucción de las arterias lo que provoca un cese de aporte sanguíneo en ciertas partes del cuerpo). La aterosclerosis tiene graves consecuencias, que pueden desembocar en un infarto de miocardio, un infarto cerebral o gangrena en los dedos. Sin embargo, es menos grave para la salud si la mala circulación es derivada de variaciones en el retorno venoso, cuya consecuencia puede desembocar en las conocidas varices.
¿Qué factores pueden influir en la mala circulación de la sangre?
Aunque la predisposición genética ocupa un papel importante en los factores que pueden favorecer la aparición de problemas en la circulación sanguínea, existen otros factores en los que nuestro comportamiento tiene un peso relevante en el aumento o disminución de riesgo.
La predisposición genética incide en las enfermedades relacionadas con la coagulación de la sangre, como puede ser la trombosis venosa profunda.
Aunque no exista ningún alimento que de forma específica ayude a favorecer la circulación, una alimentación equilibrada y variada incide positivamente en la calidad de vida de las personas. Una persona con una dieta rica en grasas saturadas tiene un alto riesgo en contraer muchas más enfermedades y complicaciones que otra cuya dieta evite el abuso de grasas que dañan las paredes arteriales fomentando la aparición de placas de ateroma. Por otro lado, unos índices elevados de colesterol y triglicéridos están íntimamente relacionados con problemas arteriales.
El consumo de frutas, verduras, hortalizas y otros alimentos ricos en fibra favorecen la absorción de estas grasas en el intestino. El consumo de grasas poliinsaturadas como los aceites vegetales o el pescado azul también son muy recomendables para este tipo de trastornos circulatorios. Además, se debe ingerir un adecuado volumen de líquidos diario en forma de agua, infusiones o zumos y evitar el consumo excesivo de sal en las comidas, sobre todo, por aquellas personas que son hipertensas.
Sin embargo, en la “lista negra” de alimentos tendremos que incluir: Ketchup, mahonesa, galletas tanto dulces como saladas, dulces, frituras, yema de huevo. Sólo con una frecuencia de dos a tres veces en la semana, postres en general, excepto los dietéticos, azúcar, cerveza o bebidas alcohólicas blancas.
Por otro lado, algunas infusiones como el té rojo, el té verde, el romero o la cola de caballo poseen propiedades para mejorar la circulación, sin embargo, los efectos vasoconstrictores del café o del té pueden estar restringidos en algunas enfermedades circulatorias, al igual que el abuso del alcohol, por lo que es preciso que se consulte con un médico antes de consumirlas.
Otro de los factores que favorecen la aparición de enfermedades relacionadas con la circulación sanguínea, es el sedentarismo, la falta de actividad física es crucial para aumentar el riesgo a padecerlas. El ejercicio diario, caminar una hora al día ayuda a la circulación mediante contracciones musculares que actúan como impulsoras en las venas aumentando el flujo circulatorio en las arterias. El ejercicio físico es de suma importancia ya que ayuda a reducir los depósitos grasos del organismo y a aumentar el metabolismo.
La proliferación de trabajos en los que hay que estar muchas horas sentado ha aumentado el número de personas que han comenzado a desarrollar síntomas de pesadez en las piernas, por ello es necesario que estas personas realicen pequeños ejercicios con las piernas mientras están sentados. Moverlas, elevarlas, levantarse cada hora son actividades que previenen y mejoran estos síntomas. El drenaje postural con elevación de piernas en algún momento del día también ayuda a mejorar el cansancio y el edema.
El estrés, los nervios, la ansiedad, la vida ajetreada que llevamos en la actualidad tampoco favorece la recesión de estas enfermedades.
Y por supuesto, fumar. El cigarrillo no solo aumenta el porcentaje de problemas circulatorios, sino que puede empeorar la situación con problemas respiratorios. El tabaquismo es conocido como un factor principal de la arteriosclerosis, enfermedad que obstaculiza la circulación sanguínea y la nutrición de los tejidos de cualquier órgano o miembro.
Principales enfermedades circulatorias
Insuficiencia cardiaca: La circulación sanguínea disminuye debido al bombeo inadecuado, lo que hace que la sangre se acumule en las venas. Los síntomas son:
1. Falta de aire durante el ejercicio físico
2. Cansancio
3. Falta de aire al estar recostado
4. Hinchazón de las venas del cuello
5. Hinchazón e inflamación de los pies, tobillos, manos y pies
Ataque cardíaco: Consiste en el bloqueo de las arterias que transportan la sangre y oxígeno a los órganos.
Angina: Se origina cuando el músculo cardíaco no recibe suficiente oxígeno. De nuevo, el fumar, beber alcohol, la presión arterial elevada, la diabetes, el sedentarismo y la obesidad, son factores que agravan el cuadro o lo desencadenan. Síntomas:
1. Dolor punzante en la zona del pecho
2. Latidos irregulares mientras se está descansando
Hipertensión arterial: La fuerza que la sangre efectúa sobre la pared de las arterias puede no ser constante. Los antecedentes familiares, la falta de actividad física, la ingesta de sal en las comidas son factores que benefician esta alteración que ocasiona daños en el corazón, riñones y retina. Síntomas:
1. Dolor de cabeza
2. Mareos
3. Decaimiento
Arteriosclerosis: Son las arterias que están estrechas o bloqueadas y en las cuales se deposita grasa en sus paredes internas (colesterol). Su desarrollo es silencioso y no suele presentar dolor.
Arritmias: Es el trastorno en el ritmo cardiaco. En ciertos casos son benignas, pero en otros es fundamental tratarlas.
Aneurismas de aorta: Son las dilataciones existentes en los vasos de las arterias. Pueden surgir en cualquier sitio, pero lo más habitual es que se presenten en la aorta abdominal. Síntomas:
1. El 75 por ciento de aquellos que padecen este trastorno no presentan dolor alguno
2. Puede existir dolor abdominal o lumbar inespecíficos
Fuentes: Puleva Salud y Medline Plus.
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