Hay muchos "empresarios" que se quejan de que todo en la empresa depende de ellos o ellas. Que no tienen equipo y que cuando se han planteado la posibilidad de vender su empresa y han tanteado su posible valor, las cifras de las que les han hablado los asesores corporativos con los que han hablado están muy por debajo de lo que ellos o ellas esperaban. Y eso si no se han llevado la sorpresa de que les digan que "su empresa no vale nada".
¿Por qué pasa eso?
Pues porque una empresa es la combinación de tres elementos esenciales:
Y muchas de las llamadas "empresas" son en realidad "negocios", donde no existen ninguno de los tres elementos citados:
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No tienen estrategia. Se mueven por una inercia, sin visión de futuro, sin foco, sin conocimiento racional del mercado, sin posicionamiento comercial claro. En definitiva, se dejan llevar, aprovechando oportunidades y, en definitiva, "ordeñando la vaca" mientras pueden. En consecuencia, cuando an algún momento miran de reojo al futuro, lo suelen ver muy negro, lo que incluso los reafirma en su estrategia de limitarse a aprovechar el presente. En parte es por eso que no desarrollan los dos restantes elementos.
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No tienen un equipo humano de valor. Se limitan a tener meros ejecutores. Personas sin ambición que no suelen compartir ni las ideas ni las ambiciones de los empresarios. Y menos en estos tiempos en los que el paternalismo está muerto y enterrado. Están mal pagados y mal liderados. Trabajan sin motivación y sin esperanzas de futuro. Están allí porque no tienen una alternativa mejor. Es un círculo vicioso: el empresario contrata a personas que no le puedan hacer sombra, a las que paga mal y trata mal, y están le corresponden de igual manera, lo que refuerza la idea del empresario de que no vale la pena contratar un equipo mejor porque no se puede confiar en el personal... El resultado es una empresa que gira alrededor del empresario, que lo debe decidir todo. La empresa es él o ella, depende 100% de ellos. Quien comprase la empresa sabría el riesgo que eso supone. Cuando el empresario desapareciese, la empresa se desplomaría de inmediato. Habría que empezar de cero.
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No tienen unos procedimiento establecidos. Y eso incide de nuevo en que el empresario es imprescindible. Y ya le va bien, porque "aquí se hace lo que yo quiero, cuando yo quiero y porque yo quiero". A veces la razón de su inexistencia es precisamente que el empresario prefiere que no los haya, arguyendo que son cosa de empresas grandes, y así cree que gana en agilidad y flexibilidad. En realidad confunde procedimientos, normas, con burocracia. Él o ella son los primeros que, además, no quieren tener que definir unos procedimientos, ni que se los definan expertos externos ("yo conozco mi empresa mejor que nadie"), porque, en el fondo, no quieren someterse ellos mismos a esos procedimientos. Falta mucha pedagogía en este campo. Y, por último, como no tienen unos procedimientos establecidos, no tienen unos sistemas informáticos fiables; porque debajo de los sistemas debe haber unos procedimientos claros y fiables. En informática se dice "basura entra, basura sale" cuando lo que se informatiza no está en orden. Es por eso (y por varias razones más) que son tantas las pymes (negocios) que fracasan en la implantación de sistemas informáticos.
Si tienes un "negocio", haz todo lo posible por convertirlo en una empresa, si quieres que tengan valor tanto tu empresa como tu vida. La empresa no dependerá de ti en el día a día y si en algún momento la quieres vender, te será más fácil encontrar un comprador a un buen precio.
No están difícil como parece: estrategia, equipo y procedimientos. Ponte con ello.