A dos minutos de marcar las 6 de la tarde, un misterioso mensaje resuena en mi casilla.
No es alguien conocido, pero ello no me detiene a indagar que es lo que ocurre.
Alonso: ¿Hola? ¿Te conozco amigo?
Luis: Estoy buscando una psicóloga.
Alonso: ¿Tienes problemas?
Luis: Solo tengo preguntas.
Alonso: ¿Sobre?
Luis: La vida.
Alonso: No soy un profesional en la mente de las personas, pero quizás pueda ayudarte.
Luis: ¿Crees que ya sabes algo del tema?
Alonso: Más o menos.
Luis: Entonces, ¿cómo ves tu vida?
Alonso: Como un camino largo y oscuro, con un candelabro en mi mano y un espejo en el otro. En cada tramo, hay una vela con una persona a su lado.
Luis: ¿Por qué el espejo?
Alonso: Para analizarme cada vez que avanzo, así sabre si he cambiado o no.
Luis: ¿Crees en el bien y en el mal?
Alonso: Si.
Luis: ¿Si a una persona le criaron enseñándole que el mal no existe?
Alonso: Se dará cuenta que en verdad existe cuando vea que el desorden no produce paz. Ya que todo lo bueno es orden, es tranquilidad y casi no es notorio a menos que hay perturbación de su estado.
Luis: ¿Y si fue educado para ser malo?
Alonso: Funcionaria si el sujeto viviera aislado en su propio mundo que, dicho sea de paso, eso sería su límite. En su mente solo retumbaría que la existencia de lo malo es lo único. Además, no tendría por nombre ‘maldad’, sino otro que entre en sintonía con el sujeto.
Luis: Exacto.
Alonso: Claro, pero se dará cuenta con el mismo principio lógico que rige en el mundo que siempre habrá otra persona actuando en lo contrario. La inteligencia innata en el hombre le hará ver la diferencia y nacerá los cuestionamientos.
Luis: Creo que eso es cuestión de percepción.
Alonso: En todo caso, tomando lo que te mencioné anteriormente, sería así: Todo lo malo es orden y paz. Será así hasta que su estado sea perturbado.
Luis: Si, eso te entiendo.
Alonso: Por ende, si o si entrará en esa cuestión de que existen algo más que solo el mal.
Luis: Podría darse cuenta de que es bueno para ellos y no para uno mismo. Lo aceptaría, pero no como su verdad, sino la de ellos
Alonso: Todo en este mundo tiene un fundamento. Eso es poner en una balanza lo que a cada uno de nosotros se le fue enseñado. Así se sabrá si vino de una persona que también concebía lo malo como único y no de alguien que quería convencerse de que solo eso era el camino.
Luis: ¿Y su no cree en el bien ni en el mal? Todo es para cada uno. Como cada uno lo ve.
Alonso: Siempre se tendrá uno que inclinar por algo en esta vida. No hay nada nuevo. La rueda no se reinventa.
Luis: ¿Te consideras bueno?
Alonso: Nací para eso. Se que con el tiempo el mundo multicolor me ensombrece y me trata de convencer que soy malo. Pero, en el fondo brillará ese anhelo de ser bueno plenamente.
Luis: Excelente. ¿Crees que la humanidad es buena?
Alonso: Aplica ese sentido que percibo con todo. Alguno no se percatan de ello. Dime, ¿quién se detiene en la vida para verse a sí mismo?
Luis: Tal vez siempre lo hago
Alonso: Eso es bueno, pues te hace diferente.
Luis: Vayamos concluyendo.
Alonso: Esta bien.
Luis: ¿Crees en el derecho a la vida?
Alonso: Si.
Luis: Y, ¿si alguien que no hace nada bueno en este mundo, ni quiere hacerlo, puede prescindir de ese derecho?
Alonso: Aún no ha conocido ese sujeto a la vida. Piensa que solo lo que le rodea es lo todo, y se cierra a sí mismo.
Luis: Tal vez ya se cansó.
Alonso: Pues, hay que hacerle ver que el mundo, a pesar de lo desastroso que por imagen contempla, tiene cosas maravillosas.
Luis: ¿Debería existir el derecho de muerte?
Alonso: Por su propia naturaleza, no.
Luis: Es una simple decisión.
Alonso: No es así, pues eso viene de los que lo que actúan en este mundo como portavoces, repitiendo la idea de otros, en este caso, en un sentido seudohumanitario.
Luis: Parece que no ves la realidad. Existe tanta gente que sufre y que anhela la muerte para liberarse.
Alonso: ¿Y qué hacemos nosotros, lo que no sufrimos como ellos? ¿Mirar a otro lado y esperar que otro lo haga?
Luis: Ayudar al mundo dado el ejemplo.
Alonso: Permanecer en esa idea, aunque el mundo niegue nuestra existencia. De esa manera marcamos una diferencia y un ejemplo a imitar.
Luis: Yo no sufro, no deseo nada, no quiero nada. A veces me siento tan tranquilo que solo deseo cerrar los ojos y quedarme así.
Alonso: Pues, al parecer sí deseas algo. En todo caso, no estuvieras preguntando todo esto.
Luis: Es como que quiero dar el siguiente paso para ver que hay.
Alonso: Lo harás cuando te sientas tranquilo, cuando las cuestiones cesen. Todo eso es una señal de que algo más debes hacer antes de dar el siguiente paso.
Luis: Pero también lo veo como un juego y si debe pasar, ¿para qué preocuparme? Es mejor dejarlo pasar. Que todo fluya.
Alonso: La condición de humanos impide desligarse de preguntas.
Luis: ¿Cuántos años tienes?
Alonso: 20.
Luis: Eres muy sabio para tu edad. Buenos argumentos y palabras. Te va a ir muy bien en la vida.
Alonso: Te agradezco por tu apreciación.
Luis: ¿Qué estudias?
Alonso: Derecho.
Luis: No te preocupes mucho por las notas, igual hay tiempo para todo.
Alonso: Lo sé. Las notas no reflejan a la persona.
Luis: Exacto. ¿Alguna pregunta que me deseas hacer?
Alonso: ¿Ayude en algo?
Luis: Si. Conocer a alguien es conocer un mundo nuevo.
Alonso: ¿Me deseas preguntar algo más?
Luis: Ya no por ahora.
Alonso: ¿Cómo estás?
Luis: Estoy en el punto de sentirme muy bien, porque cada día me siento mejor y mejor. Era una persona depresiva hace mucho tiempo.
Alonso: Y, ¿Qué acontecimientos sucedieron para que te sientas súper bien?
Luis: Te escribí por diversión. No pensé llegar a lo que estamos ahora. Cada día trato de superarme a mí mismo.
Alonso: Eso es bueno.
Luis: Aprendo cosas nuevas. No se nada y me gusta aprender cosas.
Alonso: Hay que aprovechar la juventud que es muy maravillosa. Nada de lamentaciones después cuando las fuerzas se nos apaguen.
Luis: Creo que soy muy insensible.
Alonso: ¿Por qué?
Luis: Ya he sufrido mucho.
Alonso: ¿Te consideras introvertido?
Luis: No me considero, lo soy. No significa que no pueda conversar con alguien, sino que me gusta estar solo. A veces los demás alteran mi espacio.
Alonso: No consideres la palabra introvertido como un insulto. Yo me enorgullezco de serlo.
Luis: Para mí, un alago. También puedo ser como yo quiero.
Alonso: Eso mismo y eso es más importate para uno mismo. Alientas a los demás actuando así.
Luis: Estoy trabajando en aceptar a los demás, pues me cuesta.
Alonso: No te rindas. Todo te irá de maravilla.
Luis: Para ti también.
Alonso: Para ambos.
Luis: Me tengo que ir. Te deseo éxitos en tu vida.
Alonso: No te quito más tiempo. Que tenga una buena semana y procura ser siempre tú mismo.
Luis: Gracias.
Alonso: Adiós buen hombre.
Luis: Adiós excelente persona.