“Es de una
idiotez disimulada y hasta suele lograr fama de talentoso, de elocuente,
de cortés, de crítico literario y musical, con el inconveniente de que
el músico lo alaba como poeta
y el mundano como probo.”
Martínez Estrada leído en artepolitica.com
Hay palabras que me gustan por su sonido. Por su fuerza conceptual que por más que la Real Acedemia haya valdidado sinónimos, son palabras que por su potencia no los admiten. Letal es una palabra que me encanta y que no logré nunca reemplazar por un sinónimo preciso, cualquiera puesto en su reeemplazo no suena igual, no es letal. Tilingo es otra, sustituirla me resulta imposible. Reemplazarla por fatuo es un atentado estético de pésimo gusto además. Antes que mentecato prefiero necio, que tiene más fuerza y más directo, ensayar alguna explicación de tilingo como poco inteligente no alcanza por la desinfección conceptual que propone. El lunfardo tiene palabras maravillosas. Tilngo es una de ellas, balurdo o palurdo son otras y creo que es evidente que tilingo no se puede reemplazar por alguna palabra más castellana. Claro, debo asumir que es una limitación propia tal vez producto de mi ignorancia infinita del lenguaje más que de cuaquier otra cosa. Y la verdad que me gusta decir tilingo, es una palabra que se me antoja muy tanguera, tiene hasta música. Swing.
Y esto viene a cuento por que es recurrente, cansador leer, ver y oír en los medios argentos (me encanta decir argento, en lugar de argentino) irradiar esa cultura tilinga donde se repite una y otra vez el mismo discurso de los sabelotodo. Esa cultura sofista, de medias verdades o de mentiras insostenibles edificadas como sacrasontas, terminales, verdaderas sin posibilidad de discusión alguna que aporte algún matiz con un poco más de sustento yq ue casi siempre rematan con el abominable pensamiento único y dictatorial de, esto es así y punto. Vaya argumentación tan basta.
El pensamiento tilingo mediatizado tiene una expresión devastadora (otra palabra que me encanta) y es la de propagar, masificar y legitimar la ignorancia en la peor de sus facetas: hacer que la propia tilingería, que no es más que un rasgo de la propia ignorancia, se edifique como una verdad absoluta y se enquiste en la ignoracia de los demás que creyéndose ese discurso, sobre todo los más despistados como la mayoría de los mortales, con total honestidad luego repiten esas tiligerías sin ningún filtro de duda, conviertiéndolas en un supuesto saber de gran arraigo social y de supuesto valor compartido. Lo peor es que de ese círculo es muy difícil salir, por que es cansador ir contra esa corriente formada en el (sin) sentido común asumido como valor supremo de verdad auto revelada gracias a los opinadetodo autoedificados en oráculos de los pueblos. Ante esto y sin socializar la ignorancia, todos podemos ser tilingos en algún momento y quien esto escribe, el primero.
Volviendo al eje de este texto aburrido y sin mucho sentido como la mayoría de los publicados en ésta bitacora, la tiliguería en cuestión, y que me empuja a escribir, es la recurrente masificación de la idea premoldeada y pétrea de que todo lo que pasa en Argentina desde la germinación de un poroto, pasando por un robo callejero, siguiendo por cualquier medida económica, buena o mala da lo mismo, es de por si una característica de que sólo ocurre en las pampas y que por defecto es malo, y que si ocurre lo mismo en cualquier lugar del mundo es por definición bueno menos en Argentina donde todo, por definición, lo hemos hecho mal, es decir que el mundo se divide, según la definición tilinga, entre la humanidad y los argentinos, en donde además siempre estamos en el peor lugar y somos, por supuesto, impresentables. No es mi intención elimnar toda autocrítica al ser nacional pero si evitar el pensamiento tilingo opuesto, el de la supuesta superioridad argenta, ni mucho menos me interesa la corriente media de la tilinguería, la del punto medio del pensamiento común que postula ni buenos ni malos, por que en relidad todo el mundo lo es, no aporta nada ese ubicación media. No creo ni abono la idea de la argentinidad al palo (ese tema de la Versuit nunca me gustó, o no lo entendí). Pero creerse de que por definición todo esta mal en Argentina, de que todo lo hacemos mal, ni de vaina. O en todo caso prefiero volver a la duda original: sólo se que no se nada y ni aún de eso estoy seguro.
Creo que es imprescindible empezar a desarmar ese pensamiento tilingo tan común y el cual es difícil de discernir, sobre todo cuando las medias verdades o mentiras se hacen supremas y donde la tilinguería es un arquetipo o un estereotipo impostado. Después de todo y mal que le pese a la corriente menospreciativa de la tilinguería vernácula blanca mayoritariamente porteña, lo que le pasa a la humanidad le pasa a los argentinos, es decir la miseria, la riqueza, soberbia, la arrogancia (por nombrar alguna característica al azar), la infalibilidad o la imprevisibildiad son características generales de la humanidad total y no de una parte del globo o de una supuesta excepción insostenible por su ridiculez. Lo curioso del caso es que para esta corriente de pensamiento tilingo hay valores insostenibles como que los suizos son todos puntuales, los inglees son todos bien educaditos y siempre cumplidores con las reglas, que todos los alemanas son disciplinados, que todos los españoles trabajadores o que todos los americanos del norte son muy prácticos. Insostenible y falso. Más allá de que cada pueblo tenga idiosincracias que acrecientan en más o en menos ciertas características, en ningún caso es una verdad totalizadora y de absoluta inefabilidad y que por otro lado son siempre atributos todos "positivos" y que ups, por arte de magia, cambian cuando se habla de los argentinos y ni que hablar cuando esta corriente tilinga habla de los vecinos de América que viven de Usuhaia a Tijuana sin pudor y disimulo xenófobo, aunque, es justo admitirlo, la tilinguería argenta ha empezado a tener cierta "misericordia" con algunos vecinos más cercanos como Uruguay, Chile o el imperio del Brasil.
Lo más curioso es una caractéristica estructurante del pensamiento tilingo y es la posición de hablar de Argentina desde un pedestal de no lugar, es decir el tilingo habla como si fuera neozelandés, nacido en las islas Fidji o en la insondable Monngolia asiática y por supuesto que desde ese no lugar los argentinos pasamos a ser esos otros, barbaros, lejanos y siempre al borde de la subnormailidad. Lo rídiculo del caso es que nacieron en la misma pampa argenta y no se enteran que, aquello que ¿critican? los abarca e incluye en forma insoslayable, pero claro el tilingo, tilingo es y no se entera.