Tilkara es un pueblecillo tan bonito en medio de la Quebrada de Humahuaca, íbamos a quedarnos 2 noches, nos quedamos 4.
¡Tilkara nos encantó!… Es de esos lugares en los que algo conecta y podrías quedarte semanas…
una perrita Xolo, pelona y tan fea que es hermosa, frente al cerro de Tilkara
No es tan turístico como Purmamarca, ni tan grande como Humahuaca.
Tilkara es pequeñina, y aunque es sin duda punto de parada del turismo no se siente invadida.
Creo y aconsejo que es perfecta para hacer base y hacer vario paseo a la quebrada.
Los paisajes son como del lejano oeste. Cerros áridos, cactus gigantes y casitas de adobe. Muchos colores y luz. Una luz que puede ser helada antes de que el sol caliente, y puede quemarte en vida en pleno verano. Al fin y al cabo esto es casi el desierto.
Llegamos Mat y yo con el plan de comenzar a “entrenar” para los duros treks que queremos hacer en Bolivia. Hacer paseos largos y subir y bajar cerros es exactamente el tipo de preparación que necesitamos.
Escogimos Tikara porque es sin duda el mejor pueblito en relación calidad precio. No necesitas pagar hoteles boutique tipo Purmamarca pero tienes una casita en el cerro con unas vistas preciosas, una plaza muy simpática, restaurantes ricos y paseos varios para estirar las piernas y comenzar el entrenamiento…
El plan Tilkara
Día 1- Luego de nuestra llegada e instalarnos en nuestro amado hostal Suri Huasi, nos fuimos caminando a la laguna de los patos, un pequeño laguito al pie del cerro a unos 40 minutos del centro de Tilkara. Las vistas valen la pena.
Día 2- Bus mañanero a Purmamarca, tomamos el de las 10:30 am y a las 11:15 ya estabamos ahí. En Purmamarca la atracción principal es darle la vuelta al Cerro de los Siete Colores, una actividad que tomará una hora.
Purmamarca y el cerro de los siete colores
El pueblo es mega turístico y super pequeñito así que no nos gustó mucho. Lo notas cuando las cuatro calles están llenas de un río de gente y de la viejita sentada con corderito que pide pa la foto, o niño indígena con llama que pide pa la foto pero que debería estar en la escuela. El cerro está bonito y vale la pena ir y verlo, pero definitivamente no me quedaría en Purmamarca como base.
Día 3 – Salimos a las 930 am del hotel para hacer el paseo de la Garganta del Diablo, es un minitrek que prometían ser 18 km y al final fueron sólo 12.
Es decir, del centro a la Garganta es una hora de caminata, una y cuarto si vas lento. El paseo es más bonito que la destinación, la Garganta (que cuesta 1 usd la entrada), es sólo un paso entre dos paredes del cerro y hay una mini cascada.
Camino a la Garganta del Diablo en Tilkara
Este es un momento de mamonería del viajero, y es inevitable soltar la comparación mental… luego de haber hecho el Atlas marroquí con las Gargantas de Takesh o ir a Petra en Jordania, esto, bueno… meh, es un pelín decepcionante. ¡pero sólo la garganta eh?! Que ya dije que el paseo para llegar es muy muy lindo.
Día 4 – Se pueden hacer las ruinas de Pukara a media hora caminando del centro, aunque hay poco para ver y cuestan 4 usd por persona. Algo muy recomendado que no hicimos es el paseo a las Waira Caves, se necesita un guía y cuesta 10 usd por persona, pero todos dicen que es muy lindo.
También hay buses muy regulares que van a Humahuaca (por ejemplo el de las 10:15 am) para ir y volver si se tiene ganas de ver este pueblo, son unos 40 minutos para llegar.
¿Donde comer en Tilkara?
Nosotros tenemos sólo una recomendación, el restaurante El Patio. Tienen, como el nombre dice, un patio interno super bonito para comer. Las entradas fueron espectaculares (la humita y las empanadas), la cazuela de cordero y la milanesa no tanto.. Es carillo pero vale la pena como premio por un día de caminata larga.
Humitas y empanadas de quinoa…mhmm!
Si no, cualquiera de los comedores hace comida regional buena y más barata.
¿Dónde hospedarse en Tilkara? Hotel bueno, bonito y barato.
El Suri Huasi, un hotelito en el cerro del otro lado de la carretera de Tilkara. Hay que subir unos 15 minutos pero las vistas son muy bonitas. Tienes un bungalito grande, cómodo y bien decorado, con cocinetita! (así se puede ahorrar y preparase el desayuno y cena en casa).
Lo amamos, primero por acogedor y práctico, segundo por el precio: 350 ARS la noche (30 usd) y tercero por Chiqui, la gatita de casa.
Chiqui es una bicha hermosa, compacta y esponjosa que metimos de contrabando a la habitación, dormía la siesta con nosotros y jugaba. Cada tarde ya venía a la ventana a pedir entrada. ¡Estoy con el corazón roto de pensar que hoy llamará y nadie le abrirá! :(
Al final, Tilkara sirvió para hacer muchos pequeños paseos, de entrenamiento no se yo si será suficiente pero como una buena introducción a los paisajes que nos esperan seguro que si.
Ahora nos toca el paso tan temido, ese cruce de la frontera en La Quiaca a Bolivia del que tantas historias de terror se cuentan, ¡a ver cómo nos va!
El artículo Tilkara y los cerros de tantos colores apareció en Sin Destino Fijo.