Revista Opinión

Tinder : Cita 4 – La rata

Publicado el 19 junio 2019 por Carlosgu82

Llevábamos hablando ya un par de semanas, la chica me tiraba muy buena onda y en sus fotos (aunque solo enviaba de cara) se le veía linda.

Rápidamente caímos en cuenta que trabajábamos tan solo a unas cuadras de distancia, pero por alguna razón yo no había querido adelantar el encuentro a un almuerzo casual en día de semana, que fue lo que ella inicialmente propuso. Es que no me va bien la ropa de trabajo, me siento como jugando al adulto cuando en realidad soy alguien más de sudadera y zapatillas.

Ella tenía un nombre particular que intentaré recordar a lo largo de éste relato, lo que viene a mi cabeza por lo pronto es que al ver su foto le presté especial atención a su mandíbula (era algo pronunciada para mi gusto) y ojos claros (me encantan los ojos claros).

Por esos días, salí a tomar unas cervezas con una buena amiga, de hecho estuvimos saliendo un par de meses y luego optamos por una amistad con privilegios. Era algo que ambos podíamos manejar y además muy divertido. Podíamos escribirnos para tener sexo o salir a tomar unos tragos para hablar de otras personas y/o inquietudes existenciales.

Josefa subió a mi auto y como siempre, nos parqueamos frente a una casa abandonada, muy cerca a la suya. Yo tenía conmigo un pack de cervezas y ella compró una bolsa de chips para tener algo que compartir.

Empezó ella con su monólogo; andaba conociendo a dos personas en simultáneo, ambos le interesaban mucho, pero una estaba lejos y el otro cerca:

El chico, Fernando, que no dejaba de textearla a lo largo de la noche, de hecho era un conocido mío. Siempre en todas las fiestas, siempre con una chica distinta, (era alguien a quien alejaría de mi hermana) pero como amigo, un tipazo. La otra era una chica llamada Joan, que no conocía aún porque hicieron match en Tinder justo antes de que Joan regresara a Nueva York. Pero no sólo coincidían en nacionalidad. Joan era de Cartagena, al igual que Josefa, eso facilitaba mucho la dinámica y la conexión que todas las chicas buscan por default.

-Josefa, activaste en Tinder hombres y mujeres? -le pregunté terminando de convencerme.

-Si obvio. -Respondió naturalmente

-Qué divertido!

(En ese momento sólo pensé en números, Josefa había duplicado sus posibilidades)

Mi consejo fue que se divierta y fluya con ambas personas sin pensarlo mucho. Finalmente nadie sabe que sucederá mañana. Y claro, que cuente conmigo si alguna vez quiere hacer un trío.

Reímos, alucinamos un rato con el trío e hicimos salud.

Sonó mi celular, era mi match de tinder y me concentré en responder a su mensaje.

-Oye!! esa no es Silvinha? -Gritó Josefa con cara de aterrada. (sabía que ahondando en el relato recordaría su nombre)

-Tu la conoces?? .- respondí tapando el celular por inercia.

-No te metas con ella, es loca! acosaba a mi ex.  – Me arrebató el celular.

-Si si es ella!! No va a gustarte – continuó

-Pero no parece loca, nos llevamos bien. -Le dije riendo tranquilamente

-Bueno tu ve. Pero ya te advertí.

A la mañana siguiente en el trabajo, sentía nervios. Por la noche iba a verme con Silvinha y no podía sacar de mi mente lo que había dicho Josefa: «No va a gustarte». Sobretodo porque Josefa me conoce muy bien, sé que no diría eso sólo por decirlo. Eso me tenía en conflicto.

A la mierda pues. Lo tengo que hacer.

Quedamos en encontrarnos en la puerta de un restaurante árabe, no entraríamos ahí pero era un referente que ambos conocíamos.

Yo llegaría en carro y ella subiría. (La verdad es que eso del carro me ahorra el acercarme y decir hola eres tu? prefería que ella fuera quien suba y no pasar por ese momento de nervios en que caminas hacia la otra persona y las inseguridades de tu infancia te susurran en cada hombro).

Yo ya estaba muy cerca pero me quede con el carro encendido mientras ella me avisaba que estaba en el punto. Una vez que lo hizo me acerqué y le di una ojeada a esa esquina del restaurant, no la reconocía, y la única persona que coincidía más o menos con su foto me hizo pensar «por favor que no sea ella», al punto de convencerme de que ahí no estaba.

-Oye! te sigo esperando, donde estas? – era ella por mensaje
Mierda creo que si es ella, si es ella voy a sentir que me estafó y voy a irme.
Cómo voy a irme? que malcriado
Voy a ir a lo que vine, conocerla. Si no me gusta, pues no me gusta y ya está. Podemos tomarnos un café y listo
Pero la voy a mirar raro. No quiero mirarla raro.
Por qué usó tanto filtro? ella tiene la culpa
Compórtate como una persona decente!

-Si espera, es que creo que no te vi. Daré la vuelta de nuevo. – Respondí

Di la vuelta y volví a pasar por el punto, me acomodé en fila con los taxis para estar cerca a la vereda y que me vea. Di una ojeada más profunda y la vi. NO ERA COMO SU FOTO.

Giré el timón del auto lo más rápido que pude, no quería que se diera cuenta de que llegué ni de lo que estaba a punto de hacer.

Huí como una rata.

Empezó a llarmarme pero no me atreví a atender el teléfono.

-Silvinha, choqué el auto. Disculpa, no podré verte. -Le escribí

-Qué? en serio? pero dime donde estás, voy a ayudarte. -Respondió

-No, no. No te preocupes. Voy a encargarme de esto. Te debo una salida. -Dijo la rata.

-Oh, está bien. No te preocupes. -Se desconectó.

Me sentí una mierda y llamé a Josefa.

-Estás en casa?

-Que pasó? hoy no era tu encuentro? si estoy. -Respondió

-Voy para allá y te cuento lo que acabo de hacer. -Le dije mientras tocaba mis orejas y arrimaba mi cola a un lado del asiento para poder manejar.

Estaba en el mismo distrito así que en 5 minutos ya estaba en la puerta de la casa de Josefa.

Ella salió corriendo mientras se hacía una cola y se reía de mí.

Abrí la puerta del auto y ella subió.

«Yo te advertí!!».


Volver a la Portada de Logo Paperblog