Portada A del #1
Desde hace algunos meses, BOOM! Studios, una editorial menor americana pero que día a día gana adeptos e importancia en el panorama editorial, viene ofreciendo principalmente a sus compradores norteamericanos (y al resto del mundo gracias a otros métodos como el Previews o la compra por Internet) The Planet of the Apes, una nueva serie de cómics ambientada en el pintoresco universo cinematográfico que se originó al adaptar la novela de Pierre Boulle.
Sin un equipo creador de alto renombre, y con una longevidad todavía por determinar – a pesar de que todas las colecciones de dicha editorial suelen ser de corta vida por decisión de los mismos autores – esta nueva entrega de las epopeyas simiescas que iniciase el film protagonizado por Charlton Heston y se viese perpetuado con cuatro secuelas y dos series de televisión (una de imagen real y otra de animación) avanza con paso firme. Por no hablar de las nuevas versiones, aquellas funesta de Tim Burton y la magnífica recién estrenada.
Al leerlo uno puede darse perfecta cuenta de que los responsables del cómic que se ha adquirido son perfectamente conocedores del material que han de manejar. Es más, creo que no erraría el tiro si me atreviese a decir que son bastante aficionados el particular microcosmos simio.
Portada A del #2La acción toma su curso, según reza la introducción, 1.500 años antes de que un astronauta llamado Taylor llegue a ese particular mundo, y la aventura comienza con el asesinato del Legislador, un influyente orangután, discípulo de César, que aboga por la convivencia pacífica entre humanos y simios. Lo cual, para cualquier fan, enmarca perfectamente la acción cronológicamente entre la quinta y la primera película.
En la parte gráfica, se observan cómo los trajes que llevan los humanos empiezan a degenerar hacia los harapos que finalmente acabarán por llevar cuando involucionen, cosa predecible al ver las condiciones cada vez más míseras en las que deben vivir.
Su contrapartida peluda, sin embargo, presenta una evolución, en este caso su ambiente, su sociología y sus ropas son un paso intermedio entre las dos películas en las que se sitúa y que han sido anteriormente centradas.
Portada B del #2
Al igual que ocurre con las secuelas de la pentalogía original – exceptuando la segunda parte – no se tiene en absoluto la impresión de que se está intentando alargar la trama para exprimir la gallina de los huevos de oro, sino que la historia tiene mucho que decir, parte de un planteamiento sólido y desarrolla una historia que funciona, por el momento, a la perfección.
Los resultados globales de esta serie están todavía por ver, pues todavía se encuentra abierta; lo que sí puedo deciros es que, por el momento, y como gran amante de “los monos”, no decepciona en absoluto. Si tenéis ocasión de haceros con ella, adelante.
Además, ya conocéis el “síndrome Pokémon” que tienen los americanos con el “hazte con todos” al hacer aparecer en el mercado el mismo número con distintas portadas, así que podéis luchar por conseguirlas todas o, sencillamente, escoger la que más os guste.