Una de las portadas españolas de la edición de Forum
Desde prácticamente el momento de su publicación, Arma-X se convirtió en el gran referente del pasado del mutante con garras de adamantium. Con el paso de los años, obras como Lobezno: Origen y otras pequeñas sagas dentro de colecciones mayores han ido ofreciendo pinceladas del pasado de Logan.
Pero siempre se ha mantenido la obra de Windsor-Smith como el gran referente, la semilla germinal a través de la cual se acabó por desarrollar todo. Es cierto que, en muchos casos, especialmente durante la década de los 90, se abusó de los precedentes que sentó este cómic, dando intrincadas vueltas de tuerca y golpes de guión que al final no conducían a nadie.
Mas el legado que ha dejado esta mini-serie ha cobrado, quizá, tanta importancia como la obra en sí misma, dejando los patrones básicos para conformar una intrincada historia de violencia y salvajismo. Centrando el objetivo más particularmente en Arma-X, un simple vistazo basta para dejar de relieve el punto de inflexión que supuso.
Muestra del arte interior
El primer punto a tratar es la enorme solidez de su guión, que conforma un universo aparte, y a la vez integrado, del gran (enorme, cabría decir) universo mutante, permitiendo que tanto lectores veteranos como novatos puedan deleitarse con los acontecimientos expuestos.
A base de pequeños detalles, guiños, insinuaciones y diálogos el lector se hace consciente de la envergadura y amoralidad del programa secreto canadiense para conseguir una súper arma cruenta y manipulable, transformándolo en un diálogo pacifista a través de la brutalidad, y antimilitar gracias a su hincapié en el estamento armado de la sociedad.
Al acompañarse este entretejido de tramas, donde unos personajes se van humanizando a la par que otros se deshumanizan, caricaturizando distintos aspectos del ser humano, con el inusual, personal y siempre sobresaliente trazo de Barry Windsor-Smith, quien fue (y sigue siendo) un gran referente en el mundo del arte secuencial, el resultado final no puede ser menos que una maravillas.
Otra de las portadas españolas de la edición de Forum
Su dibujo sucio, cargado, asfixiante, acompañado por un coloreado estridente, de colores chillones, tan característico de su época, acaba aprovechando los defectos propios de aquel medio para convertirlos en su gran punto fuerte, haciendo que todo cobre una personalidad inusitada, totalmente alejada del canon y paradójicamente basado en ellos.
En resumidas cuentas, se trata de una obra imprescindible en la biblioteca de todo lector, sea aficionado o no a los hijos del átomo, gracias a su individualidad dentro de la generalidad.
Carcayú
Hola, soy Borja Prieto, y soy una bellísima persona, como Ramón Langa.
Facebook - Más publicaciones