Portada americana usada para la portada del tomo recopilatorio español
Es una auténtica lástima que los dirigentes de DC Comics, en un alarde de soberana estupidez (rasgo bastante característico de la editorial, todo se ha de decir), haya decidido sacar de continuidad cómics tan buenos y reseñables como el presente. Y no solo este, sino grandes joyas como La Broma Asesina, de Alan Moore, también han sido erradicados tras el último reinicio del universo DC.
Ciudad hambrienta continúa la última de las tramas, que parecía cerrada, del anterior tomo de Detective Comics, donde volvía James Gordon, el hijo psicópata del conocido comisario de Gotham. Es una lástima que, en esta continuación, el fiel retrato de la psicopatía que trazó Snyder ahora se emborrone en pro de una caracterización villanesca más al uso, con gran discurso y todo.
Pero este es el único lastre que se puede encontrar entre sus páginas. Sinceramente, un cómic que empieza con una ballena asesina muerta en el vestíbulo de uno de los bancos más importantes de Gotham no puede ser malo.
¿Una orca muerta en el banco? Esto va a molar, sí o sí
Con James Gordon siempre de soslayo, se presentan nuevas tramas sobre ladrones de nuevo cuño dedicados a la compra venta de armas ocultas en coches de lujo, o descendientes de antiguos linajes de piratas, por no hablar del retorno del payaso asesino que en tantos aprietos y sufrimientos ha causado a los gothamitas.
Todas estas historias, al igual que sus predecesoras, son de una calidad excelente, y también se caracterizan por no depender de la cosmología propia del murciélago justiciero, facilitan la llegada de nuevos lectores. Cierto es que sí que es necesario haber leído el primer tomo para entender gran parte de lo que acontece en este, pero es exactamente lo mismo que si empezases por Las Dos Torres o La Cámara de los Secretos. Si hay algo anterior, lo normal es que lo posterior haga referencia, se llama continuidad, aunque en DC no sean especialmente amigos de este concepto.
El dibujo, con ese trazo brusco, cortante y sucio, golpea a la vista y te obliga a mirar las viñetas a puñetazos, cada línea tiene una fuerza increíble que impacta contra el lector, contribuyendo a recrear esa atmósfera oscura y de bajos fondos que tienen hasta los mejores lugares de Gotham, la ciudad de las pesadillas.
Muestra del arte interior
Cada escena es entonada con la paleta de colores propicia para crear el ambiente que se precise, de forma muy cinematográfica, pero con ese punto de expresionismo que solo puede tener el mundo del arte secuencial impreso. No se puede más que aplaudir la labor tanto del dibujante como del colorista.
Y todo apunta a que debería haber una tercera entrega, aunque no se deben depositar muchas esperanzas en ello, pues con el reinicio de DC es posible que estas líneas argumentales hayan sido cortadas de pleno. Y aún así, es incluso más que posible que el equipo editorial de ECC haga una nueva chapuza y saque la continuación de manera diseminada, mezclada con otras colecciones, como está haciendo en las actuales series regulares de Bats y Superman.
Carcayú
Hola, soy Borja Prieto, y soy una bellísima persona, como Ramón Langa.
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