Portada española del tomo recopilatorio
El universo expandido Star Wars es prolífero, no en vano se trata de una de las franquicias más rentables en cualquier aspecto del mercado. Libros, videojuegos, cómics, muñecos, sábanas, casi cualquier cosa es capaz de llevar la marca registrada de George Lucas. Y cobrarte jugosas sumas de dinero por ello. Star Wars, más allá de la Santa Trilogía, ha demostrado que no por pagar un precio elevado vas a obtener un producto de calidad superior.
El tomo que nos ocupa es la primera de varias recopilaciones de una serie que se publicó originalmente en formato comic-book, lo que comúnmente llamamos aquí grapa. Se trata de la serie Empire, y a través de pequeñas sagas publicadas a lo largo de la década de los 2000 desarrollaba historias situadas entre los huecos de los hecho acontecidos en las películas originales.
Un planteamiento, a priori, interesante, máxime si pudiese completar los huecos entre cada cinta, pero que se pierde por completo en su factura. Todas las historias indican su posición en la cronología tomando la batalla de Yavin como punto de referencia. Y solo falta que entreguen un calzador junto al tomo para terminar de encajarlas.
Muestra del arte interior
Cada pequeño relato no podría estar peor incrustado, forzado de mala manera a incluirse en los rincones más insospechados de la cronología. Historias que no llevan a ninguna parte, conspiraciones que dan demasiadas vueltas sobre un mismo eje para intentar hacernos creer que son complicadísimas cuando en realidad podrían ser descifradas por un niño, relatos que carecen de sentido.
Cada historia tiene un dibujante distinto, a cada cual peor, todos con los peores tics del dibujo dosmilero, intentando aportar hiperrealismo a una caricatura para conseguir retratar a Harrison Ford, y consiguiendo en realidad una mera sombra del primo retrasado de Han Solo. Muy pocos se salvan de la quema.
El mejor de todos ellos ilustra una historia ridícula que ahonda en dónde fue a parar la nave de Darth Vader tras ser derribado junto a su Estrella de la Muerte. Nuevamente, el planteamiento es más que interesante, y de nuevo, se convierte en una parodia absurda, pues ver cómo el Lord Sith acaba convirtiéndose en el líder de una manada de hienas interplanetarias no es que sea algo que dignifique mucho al personaje.
¿Hombre-velociraptor? ¿Qué podría falllar? Pues todo lo demás…
La sensación de desconcierto crece a cada página, pudiendo ver las aventuras en la jungla de la princesa Leia y un desconocido ex novio, los tratos con los jugadores de sabacc de Han Solo y hasta una negociación entre Darth Vader y una extraña raza de hombres-velociraptor (sí, suena increíble, lo sé, yo fui el que más se emoción al ojear esta historia, pero, creedme, es un auténtico sinsentido).
Tras leer todas estas tonterías te das cuenta de que no necesitabas expandir tu universo Star Wars. No en este sentido, al menos. Las películas son perfectas tal y como están (aunque sigan a merced de nuevos retoques que incluyan párpados y negativas desganadas), y si no contaron algo en ellas, es que no es importante. Ninguna de las historias cortas es relevante, ni siquiera son capaces de aportar nuevos matices que no supiésemos ya. Pero, claro, ya es demasiado tarde, porque ya te has comprado el tomo, desembolsando más de 30 euros en el proceso…
Carcayú
Hola, soy Borja Prieto, y soy una bellísima persona, como Ramón Langa.
Facebook - Más publicaciones