Tinta Secuencial (44): Batwoman – Hidrología, cuando el arte y el cómic se dan la mano

Portada del tomo recopilatorio

Kate Kane, quien se enfunda su ajustado traje negro y su peluca roja para vestir el uniforme de la justiciera Batwoman, gana cada vez con más fuerza el aprecio de los lectores. Ella es un alegato de la lucha por la justicia, sí, pero también de la lucha contra prejuicios como la homofobia y la persecución que, aún a día de hoy, este colectivo sufre. Es un personaje lleno de claroscuros, interesantemente perfilado y repleto de matices.

Su pasado militar, truncado por su orientación sexual; haber sobrevivido al secuestro que terminó con la vida de su madre y su hermana; su conflicto personal con su padre a raíz de indicios confusos sobre la posible supervivencia de su gemela; así como operar al margen de Batman, son recursos suficientes para captar la atención del público.

Muestra del arte interior

Un personaje tan rico en matices ya es de por sí un gran reclamo. Todo ello es obra de un guionista que sabe proveerla de buenas historias que recorrer, donde puede desarrollar a la señorita Kane en lo personal y lo profesional, dotarla de verosimilitud, de factores que la hagan fácil de empatizar, darle debilidades y fortalezas, otorgarle, en pocas palabras, de humanidad.

Pero, además, cabe agregarle el más que impresionante trabajo artístico que acompaña a una trama ya de por si brillante. El tratamiento que se le da a los acabados de cada página es sencillamente asombroso, estamos ante uno de los mejores dibujantes actuales de cómic, quien además puede afirmar con orgullo poseer un estilo propio claramente definido y a todas luces inimitable.

Muestra del arte interior

Combina el dibujo más canónico del cómic actual con el fotorealismo, creando composiciones únicas donde, por ejemplo, el fondo tiene el tratamiento de una acuarela, los personajes el acabado típico del tebeo norteamericano, y destaca la figura de una Batwoman detallada hasta la exactitud, resaltando así su importancia.

Igualmente interesante es el tratamiento que le da a Kate Kane una vez se desenfunda el traje. Ella es pálida como la leche, rozando la blancura que se asocia tradicionalmente con la pureza; presenta una sombra de ojos tan potente que se confunde con ojeras según la escena, reforzando su concepción de criatura noctura; y resalta con fuerza y viveza sus labios y sus cabellos, todo rojo sangrante, un tono que salta de las páginas ante la mirada del espectador para abofetearlo sin piedad y reclamar toda la atención para sí mismo.

Si Batwoman es un compendio de matices tan complejo como lo sería cualquier otro ser humano real (o quizá incluso más, no se ha de olvidar su doble vida en mallas) sobre el papel gracias a Blackman, también es pictóricamente compleja gracias a las buenas artes de Williams III, quien se ha esmerado sobremanera en trasladar esa amalgama y confrontación que nos hace humanos a la representación artística de la misma.

Carcayú

Hola, soy Borja Prieto, y soy una bellísima persona, como Ramón Langa.

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