Revista Cultura y Ocio

Tinta Secuencial (51): Catwoman: La Noche de los Búhos, a zarpazos por la vida

Publicado el 14 marzo 2013 por Ruta42 @ruta42
Ilustración para la portada del tomo recopilatorio

Ilustración para la portada del tomo recopilatorio

El nuevo universo DC ya está aquí desde hace algunos meses, y esperemos que dure más que el anterior. Para fortuna o desgracia, ahora somos testigos de un redescubrimiento de todos los personajes que cimentaron la Distinguida Competencia de Marvel. En el caso que nos ocupa, que es el de la felina protectora del East End de Gotham, es particularmente afortunado.

Para empezar, los guiones de Winick siempre han estado bastante en contacto con la denuncia social, fruto de su experiencia personal, tal y como profundiza mejor uno de los textos conclusivos del tomo. Hace servir así el cómic para abrir una ventana al crudo y peligroso mundo de la prostitución infantil, una verdad incómoda que muchas veces nos negamos a reconocer.

Con este acuciante problema social como telón de fondo se articula toda una trama igualmente escabrosa cuyas ramificaciones llegan a tocar el mercado negro de órganos humanos, y quizá la relación entre ambas alertas sociales no sea tan lejana a la realidad como la planteada en su historia una vez se desmaquilla de tintes superheroicos.

Una de las portadas originales

Una de las portadas originales

A cargo de los lápices está Guillem March, quien sorprende por su carácter polivalente para bien. Catwoman es, ante todo, una mujer sensual, seductora, por la que todos daríamos gustosos una mano a cambio de compartir una noche con ella, y March consigue reflejar ese mismo poder sexual hasta en el lenguaje corporal que le imprime a Selina Kyle. A veces llega a deformar la perspectiva y la anatomía de manera imposible, poniendo a la ladrona predilecta de los gothamitas en posturas que realmente resultarían en fracturas óseas múltiples, pero su buen hacer consigue que no molesten al ojo.

Y, de repente, todo cambia. Cuando la trama lo requiere, se apagan las luces, la oscuridad llega, y la lencería sexy y el cuero ajustado da paso a la violencia, la brutalidad y la sangre. Porque no se corta un pelo, las escenas de combates son realmente brutales, y el contraste con lo anterior hace que se recrudezcan. Sigue siendo un dibujo de líneas claras, sombreado con unas tramas que no dejan de ser limpias, marcando muy bien las expresiones faciales, pero ya no busca seducirte, sino que busca (y encuentra) la manera de hacerte sentir el dolor de la protagonista.

Una de las portadas originales

Una de las portadas originales

Igualmente es de agradecer que retrate el atractivo femenino de manera voluptuosa, y es que las mujeres verdaderamente atractivas no son zorras flacuchas (con perdón de la expresión), sino poseedoras de curvas, a las que les rozan los muslos bien torneados de unas piernas largas y suaves, con caderas de infarto y pechos turgentes. Donde estén mujeres así, que se quiten las Kate Moss de medio pelo…

Sin embargo, este singular tándem nos abandona al final del tomo, si bien no parece que el cambio vaya a ser negativo. Falta por ver cómo avanzará la historia, mas lo cierto es que Catwoman, un personaje tan enmarcado en el perfil de femme fatale, queda ahora a cargo de un equipo completamente formado por mujeres (y hay pocas en el medio, como Mary Jo Duffy o Pia Guerra) que, piensa un humilde servidor, puede dotar al personaje de una serie de matices nuevos e interesantes. Sinceramente, auguro a un buen futuro a esta serie.

Tinta Secuencial (51): Catwoman: La Noche de los Búhos, a zarpazos por la vida

Carcayú

Hola, soy Borja Prieto, y soy una bellísima persona, como Ramón Langa.

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