Tinta Secuencial (52): ANTES DE WATCHMEN: ESPECTRO DE SEDA, o carta de amor a Amanda Conner

Una de las portadas originales

Llevan ya un tiempo publicándose en nuestro país las distintas mini series que componen el entramado de Antes de Watchmen, gracias a las cuales se teje una precuela a la archiconocida obra del género superheroico de cuyos autores no hace falta ya ni hablar (especialmente de su guionista, ese mago-vagabundo del que huiríamos en caso de encontrarlo un día a solas por la calle a las cuatro de la madrugada).

Una de estas mini series es la tocante a Espectro de Seda, el componente femenino de Watchmen, cuyo manto pasó de madre a hija, aunque renovando vestuario. Pero lejos de hablar sobre lo interesante de la trama, el enriquecimiento que aporta a un universo tan complejo, o mil palabrerías más que ya se han dicho, quiero hacer servir este espacio (mi espacio) para fines egoístas.

Quiero declararle mi amor incondicional a Amanda Conner.

La Sra. Conner, o señorita, pues desconozco este detalle sobre ella, me tiene totalmente cautivado. Y eso que ni siquiera la he visto en una vulgar fotografía. Pero sé a ciencia cierta que si ahora mismo me llamase para fugarnos a la Toscana, abandonaría mi vida entera solo por poder observar de cerca cómo sus maravillosas manos hacen brotar figuras en el papel.

Detalle de una viñeta

Dicen que puede adivinarse la forma de ser de un dibujante por sus trabajos. En el caso de Amanda (permíteme llamarte por en nombre de pila), significaría que es, en apariencia, sencilla. Pero esa misma sencillez no sería más que una ilusión, tan bien entramada que armoniza hasta llegar a esconder toda una miríada de detalles, expresiones y sentimientos.

Sus trazos limpios miman la vista, haciendo que el dibujo entre por los ojos con facilidad. La riqueza de la que dota a las expresiones faciales de los personajes que toca es sencillamente deliciosa, es uno de esos tipos de maestría que solo puedes adquirir cuando has sentido lo mismo que estás reflejando.

Del mismo modo, los detalles que rodean a las figuras principales, ya sean del fondo o de la propia indumentaria que lleven, quedan impregnados de esa cómo sencillez, aunque en realidad sean filigranas intrincadísimas. Le da a todo un cariz de cartoon que convierte cada viñeta en una fuente de diversión propia.

Ilustración original

Sin embargo, como en la vida, no todo es diversión, por lo que también puede hacerte sentir pena, lástima, dolor. Sus líneas sencillas y armoniosas se vuelven picudas, creando un efecto recrudecedor que te obliga prácticamente a empatizar con lo que estás viendo. Aunque sea el villano de turno el que está recibiendo sopapos, tú los notas.

Amanda, por favor, no cambies nunca. Has de saber que, si no he comprado alguno de tus trabajos es porque, sencillamente, no me alcanzó en su momento el dinero, y para cuando lo tuve ya no pude hacerme con él, como aquel tomo de The Pro que jamás se ha vuelto a cruzar por mi vida.

Carcayú

Hola, soy Borja Prieto, y soy una bellísima persona, como Ramón Langa.

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