Por: Enrique Ogliastri
A los empresarios les han cargado el peso de promover el desarrollo, solventar la teoría económica y fomentar el empleo, pero realmente han sido menos estudiados de lo que se merecen. Un emprendedor pasa por una gama de desafíos: motivaciones para ser empresario, capacidad de innovación para mejorar lo existente, generar un plan de negocios competitivo y tener alto nivel de aspiraciones para que su crezca.
La capacidad empresarial recibe contribuciones de la psicología social, de la estrategia, y el integrador concepto de plan de negocios está en auge. El número 46 de Academia Revista Latinoamericana de Administración (www.revistaacademia.uniandes.edu.co) se enfoca en el estudio del Monitor Global de Emprendimientos (GEM, Global Entrepreneurship Monitor) con interesantes análisis sobre los empresarios en nuestra región.
El estudio GEM mide los niveles de actividad emprendedora, su efecto en el crecimiento de los países y deduce las políticas recomendables. Se hacen dos encuestas anuales a personas, y en el 2010 se estudiaron 80 países (17 latinoamericanos). Además, distingue entre actitudes, actividades y aspiraciones emprendedoras de los individuos. Una persona empieza por la actitud y la confianza en sí misma para emprender, después podría pasar a la acción, y finalmente sólo los empresarios que marcan la diferencia tienen la ambición de crecer y crear una gran empresa. Igualmente se distingue la empresa que acaba de nacer de la ya establecida y, finalmente, de la que logra pasar el ‘valle de la muerte’, el umbral de sobrevivir por más de 3 años y medio.¿Producen realmente crecimiento los emprendedores?
Aunque América Latina tiene comparativamente muchos emprendedores, parecería que se trata en gran parte de quienes lo hacen por necesidad (no seguir desempleados) y no por oportunidad de innovación.
Estos ‘empresarios de supervivencia’ (como les llamó De Soto) no son negativos para un país, pero suelen ser temporales, sus negocios no crean gran valor añadido, ni se orientan a un alto crecimiento, y el contexto del nivel de desarrollo es otra limitante. Algunos países tienen economías basadas en la extracción de riquezas naturales (como Guatemala y Venezuela), la mayoría han adelantado hasta tener economías basadas en eficiencia y negocios grandes (como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Panamá y Perú), pero ningún país latinoamericano ha llegado a la tercera etapa en el desarrollo empresarial, el de economías basadas en la innovación, donde la actividad emprendedora encaja mejor y resulta en crecimiento. Los países de más alto emprendimiento son Perú, Colombia, Ecuador, Venezuela y Chile, y los de menos son México, Argentina, Uruguay y Brasil.
Paradójicamente, en América Latina hay una proporción alta de emprendimientos, el 17,5 por ciento de la población económicamente activa está involucrada en proyectos de creación de nuevas empresas, pero la competitivivad de la región no ha mejorado de la misma forma. La conclusión es que no son los factores individuales o psicológicos los que determinan el desarrollo, sino el tipo de emprendimiento y algunas condiciones del entorno, como el nivel de avance económico, la consistencia de las políticas y el impacto de la educación.
El emprendedor que dentro de un entorno apropiado realiza innovación de productos y procesos y una internacionalización de las operaciones es quien multiplica el crecimiento y desarrolla a los países.
Por: Enrique Ogliastri
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