Son precisamente las heridas una de las patologías más comunes en servicios médicos de urgencias. Se conocen como tal a la interrupción de la continuidad de los tejidos a raíz de una agresión. Existen diferentes tipos de heridas, de menor o mayor gravedad.
¿Qué es una herida?
Se conoce como herida a la ausencia de continuidad de la piel, cuya causa más frecuente es el corte con un objeto afilado. No obstante, también se puede originar por la mordedura de un animal o un golpe, por ejemplo.
Resulta interesante saber cómo identificar una herida y prestar los primeros auxilios necesarios hasta que el paciente reciba asistencia médica. En la gran mayoría de los casos una herida no supone un riesgo inmediato para la salud. No obstante, es importante actuar de la forma adecuada para evitar posibles complicaciones.
Tipos de heridas que existen
Ante una determinada herida, lo primero y más importante es identificarla correctamente. De este modo resulta más sencillo saber cómo actuar ante ella.
En función de la causa
Quemadura
Cuando se produce una quemadura se da una lesión por coagulación en la piel. La quemadura se debe al contacto directo con una llama u objeto caliente; también por la radiación de una fuente de calor, aunque no es tan habitual.
Como resulta lógico, la quemadura es de mayor profundidad cuanto mayor es la temperatura que ha causado la lesión. La más leve de todas es la denominada superficial. No obstante, también es la más dolorosa ya que los receptores nerviosos no han sido destruidos.
Las quemaduras más graves son la profunda parcial y total. Lesiones profundas que en algunos casos pueden requerir de intervención quirúrgica para su curación.
Úlcera
Se conoce como úlcera a aquella herida cuya cicatrización es lenta y complicada. Son un tipo de herida crónica que afecta a los tejidos que se da sobre todo en personas que permanecen mucho tiempo en cama, como enfermos crónicos. La presión ejercida por los huesos sobre la piel da lugar a un bloqueo en los vasos sanguíneos, produciendo así la degeneración de los tejidos.
Contusa
Las heridas contusas se presentan después de un golpe de gran impacto. Los vasos sanguíneos que se encuentran debajo de la piel se rompen y la sangre se acumula en los tejidos subcutáneos. En los casos más leves el tratamiento consiste en aplicar agua fría o hielo en la zona.
Punzante
Las heridas punzantes son aquellas producidas por un objeto puntiagudo. Con frecuencia son las que mayor profundidad alcanzan.
Especial
Hay dos tipos de heridas que se consideran “especiales”.
- Por arma de fuego: estas lesiones presentan un orificio de entrada, el cual es más pequeño que el de salida. Dan lugar a una destrucción masiva de tejidos.
- Por mordedura: generalmente es animal, aunque la mordedura también puede ser humana. En ocasiones son lesiones con avulsión, ya sea parcial o total, en zonas como los labios o las manos. El riesgo de infección es muy elevado.
En función de la gravedad
Abierta
La principal característica de una herida abierta es que existe separación de la piel. Es importante comprobar la distancia que hay entre ambos extremos y su profundidad para conocer la gravedad de la misma. En función de la abertura, necesitará o no puntos de sutura.
Cerrada
La principal diferencia con una herida abierta es que la cerrada no requiere de puntos de sutura para su curación. No existe separación de la piel, pero en un alto porcentaje de casos hay un hematoma. La principal causa es un golpe.
Simple
Es el tipo de herida menos grave de todos. Únicamente afecta a la piel, sin dañar ningún órgano u otra parte del cuerpo. El síntoma más habitual es dolor local, cuya intensidad disminuye de forma progresiva con el paso del tiempo.
Complicada
Y, por último, la herida complicada. Se caracteriza por ser extensa y de cierta profundidad. Da lugar a una hemorragia abundante, y casi siempre hay algún órgano, nervio o vaso sanguíneo afectado.
¿Qué se necesita para curar una herida?
Hay una serie de elementos que son básicos como elemento de curación ante una lesión de este tipo. Es recomendable tenerlos siempre en el botiquín.
- Gasas: son de gran utilidad para detener hemorragias y cubrir las heridas, minimizando así el riesgo de infección.
- Apósitos: una vez la lesión ya ha sido desinfectada, se cubre con un apósito.
- Vendas: las vendas son muy útiles para cubrir las heridas y generar presión.
- Esparadrapo: esencial para fijar tanto las vendas como los apósitos.
- Tijeras: lo más recomendable es contar con unas tijeras de puntas redondeadas para cortar las vendas y los apósitos.
En cuanto a los medicamentos, los analgésicos son los más adecuados para reducir el dolor. No obstante, en ningún caso se deben tomar sin prescripción médica. En caso de quemaduras de primer grado leves, se puede aplicar una crema.
Cómo curar una herida
Las heridas son muy frecuentes tanto entre niños como entre adultos. Así, es importante saber cómo se debe curar paso a paso para evitar cualquier tipo de complicación.
- En primer lugar, es importante lavarse las manos con agua y jabón pH neutro. De este modo se minimiza el riesgo de sufrir cualquier tipo de infección.
- A continuación se debe observar el tipo de herida de que se trata. Para ello, hay varios factores a tener en cuenta. Por un lado, si el paciente presenta dolor. Por otro lado, si la hemorragia es abundante. Además, la extensión y profundidad de la herida. Y, por último, el tipo de sangre; en caso de que sea más oscura, es sangre arterial, de modo la lesión presenta una mayor gravedad.
- En caso de que exista hemorragia, hay que presionar con una gasa estéril. Si no se tiene ninguna a mano, se puede hacer presión con un paño limpio.
- Además, es conveniente comprobar si existen objetos extraños en la herida, como por ejemplo cristales. En caso de que los haya, no se deben extraer en ningún caso.
- Y, por último, cuando la hemorragia haya parado, se cubre la herida con un vendaje.
Estos son los primeros auxilios básicos que hay que prestar ante una determinada herida. En caso de que revista gravedad o requiera de puntos de sutura, se debe acudir al médico a la mayor brevedad posible.
¿Qué no hacer ante una herida?
Hay una serie de acciones que en ningún caso se deben hacer ante una determinada herida porque pueden empeorar el diagnóstico, e incluso dar lugar a complicaciones de carácter grave.
- Torniquetes: en ningún caso hay que hacer torniquetes. La razón es que podría paralizar la circulación sanguínea en el miembro afectado y dar lugar a una necrosis del mismo.
- Soplar: aunque son muchos los que afirman que se debe soplar la herida para eliminar la suciedad, lo cierto es que es una práctica nada aconsejable. Y es que en la saliva puede haber ciertos microorganismos que provoquen una infección.
- Objetos extraños: tal y como hemos señalado, ante la presencia de objetos extraños en la herida, nunca deben ser extraídos.
- Gasa: y, por último, si existe hemorragia intensa y se está aplicando presión con una gasa, en ningún caso hay que retirarla. De lo contrario, se puede romper la capa creada para detener la hemorragia.
Cómo curar una quemadura
En el hogar es habitual que se produzcan quemaduras. Así, es importante conocer cómo se deben curar.
Lo primero es reconocer el tipo de quemadura de que se trata. Las de primer grado se caracterizan por el enrojecimiento de la piel y sensación de dolor intenso. Las de segundo grado presentan enrojecimiento de la piel y ampollas. Y las de tercer grado, las más graves de todas, tienen un aspecto carbonizado.
A continuación, hay que enfriar la zona afectada. Se puede aplicar agua fría sobre la lesión. La quemadura, del mismo modo que cualquier tipo de herida, también tiene un cierto rieso de infección. Es por ello que se recomienda cubrir con gasas o apósitos.
En ningún caso hay que retirar la ropa que esté adherida a la zona quemada o reventar las ampollas. Estas son tareas que debe realizar un profesional médico.
Complicaciones de una herida
Hay dos complicaciones que pueden darse ante una herida que no ha recibido la atención adecuada.
La primera de ellas es la hemorragia, la cual puede conducir a un shock, e incluso a la muerte del paciente. Y, la segunda, la infección, que se repite con mayor frecuencia que la hemorragia.
En un alto porcentaje de casos es de carácter leve, de modo que únicamente demora el proceso de curación. Si se produce una infección grave, puede dar lugar a la pérdida del miembro afectado, e incluso a la muerte si no recibe el tratamiento adecuado.
Conclusión
En la gran mayoría de casos, las heridas son superficiales, de modo que únicamente dañan las capas más superficiales de la piel. No obstante, en ocasiones pueden ser más profundas, llegando a afectar tanto a los tejidos como a los órganos. En función de la causa, así como de la profundidad y localización, la gravedad de una herida puede ser muy diferente; desde una lesión cuyo tratamiento es sencillo hasta poner en riesgo la vida del paciente.