Que la opinión es libre, eso es algo innegociable. Que en un estado de derecho se defiendan las garantías de libertad de expresión, eso debe ser algo innegable. Pero el problema surge a la hora de creer que los medios son tribunas desde las que lanzar todo tipo de dardos sin la menor revisión moral.
Es curioso como todos los días uno pasea por las secciones de 'opinión' de los diversos medios escritos encontrándose toda clase de insultos, descalificaciones, y lo peor de todo, acusaciones sin pruebas, palabras vacías y dañinas y una sarta de nadedades que siempre pivotean en torno a las mismas ideas: la ruptura de España, el control por parte del Gobierno de las instituciones, etc, etc...
Bueno, llegados hasta aquí, creo que no hace falta decir que me refiero a cierta parte de la prensa.
Hoy me he econtrado dos ejemplos muy clarificadores de todo esto. Por un lado tenemos las palabras de Ignacio Camacho, columnista de ABC, que acusa, sin el menor reparo, al Gobierno de España de controlar los órganos de seguridad del estado, ¡casi na! Y por otro, un clásico por estas vides, al señor Tertsh, que le da por sacar su españolidad en danza y acusar a todos aquellos que él no ve como puros españoles.
En fin, mañana más...