Este piso del barrio barcelonés de Gràcia de 65 m² tenía antes 3 habitaciones, un comedor, una cocina y un baño de tamaño minúsculo. Tirar tabiques y replantear la distribución han sido la clave de la reforma para convertirlo en un espacio moderno, luminoso y acogedor.
Con la reforma no sólo se ganó en iluminación y amplitud, de repente quedaron más visibles y al descubierto elementos arquitectónicos originales que o se han mantenido o se han restaurado para seguir formando parte de la historia de la vivienda: techos altos, vigas de madera al descubierto, suelo de baldosa hidraúlica, grandes ventanales con carpintería de madera, paredes de ladrillo visto, etc. que además son características típicas de la arquitectura barcelonesa de principios del siglo pasado y es todo un acierto que se respete y se mantenga.
La decoración es de estilo nórdico – moderno, tirando a minimalista y algún toque de amarillo y azul aquí y allá, amueblado con piezas de Ikea, vintage y diseños de la propia diseñadora encargada de la reforma Neus Casanova. Impone la gran ventana con marcos de madera que separan la cocina del comedor, una fantástica idea para conectar dos habitaciones relacionadas por el uso.
Me encanta como el estilo nórdico va formando parte poco a poco de nuestro día a día español ¿a vosotros? ¡feliz miércoles!
Vía: AD revista, Fotos: Neus Casanova (estudio de diseño gráfico y de interiorismo de-goma) Artículo original AD: Fran Muñoz