Repetición de una entrada anterior
Nuestra sociedad siempre se ha caracterizado por una búsqueda impresionante de estatus. Dichos estatus se puede conseguir de diferentes formas. Siempre hemos querido ser mas que los demás o sencillamente chulear ante los demás. Que serían sin nosotros las abuelas que quieren chulear de nietos?. Desde luego una abuela no presume de un nieto que no ha hecho nada en la vida o sencillamente es de la generación NI-NI, aunque he encontrado varios ejemplos que aún así presumen de ellos.
En resumidas cuentas el estatus se puede conseguir de muchas formas y colores.
La mejor forma de conseguir el ansiado poder sobre el resto de los mortales es el uso sin piedad y selectivo de la violencia, vamos.... hay que ser el matón del barrio. Pero eso a mi no me va y desde luego es muy poco legal. Así que descartado.
La siguiente forma de conseguir estatus es la más conocida y por la que la mayoría de la gente paga literalmente y se esclaviza o esclaviza durante muchos años tanto a si mismo como a los demás. Me estoy refiriendo al Título Universitario.
Dicho título nos da el poder de mangonear al resto de los mortales. Somos casi como semidioses (esto casi se parece al juego God of War).
Pero en toda esta carrera de obstáculos hay un problema. Dicha idea de obtención de estatus la tiene mucha gente y todos quieren el ansiado título. Matarían por el. Llorarían por el (mas de uno lo he hecho en los despachos de los profesores para que ese 4.75 se convierta en un aprobado). Partiendo de la idea de que todo el mundo o la gran mayoría tiene el dichoso papelito, nos encontramos con que nuestro poder queda mermado y la única forma de conseguir más poder, es haciendo una carrera de una complejidad extrema o sencillamente esclavizándose aún más a base de tesis, doctorados... cursos extraordinarios y demás cosas que se nos ocurran... nada de cursos del inem que dan mal estatus, están mal vistos en el Curriculum (broma).
Nos encontramos en una realidad de guerra armamentística de títulos. Todo el mundo quiere y quiere más. Cuantos más mejor. Aunque no valga para nada después. Si nuestro Curriculum Vitae (que bonito queda decir esto... vitaaaeeeee) no tiene más de 4 folios no vale para nada.
¿Para que todo este ansia de conocimientos? ¿para jugar al trivial con seguridad de ganar? nooooo para conseguir un empleo. Siii, el ansiado empleo que hoy día escasea tanto. Y es que las entrevistas de trabajo más que un intercambio de ideas, de preguntas, de valía para el puesto, de defensa de lo que podemos o no podemos hacer por la empresa, es una enumeración de títulos.
-Ahhhh veo que tienes dos carreras y dos doctorados- nos mira con cara rara.-lo siento mucho- mas cara rara aún-la universidad donde has cursado estudios no tiene tanto estatus como la del anterior candidato-Ahhh error, la cagaste, tenías que haberte sacado todos esos títulos en la universidad de Oxford como mínimo, o por lo menos que tenga un nombre raro y en inglés quedaría mejor aún.
La valía no está en los títulos que pueda tener una persona. Se tienen que acabar esas paredes llenas de papeles con nuestros nombres enmarcados. Quedan bonitas si, pero si se quiere hacer que se hago sin ansias de mostrar nuestro estatus.
Las carreras o cursos que podamos realizar nos dan una serie de conocimientos importantísimos. Nos acreditan como que esos conocimientos básicos los tenemos, pero.... ¿realmente somos capaces de usarlos? Hay gente que tiene una inteligencia académica sobrehumana pero de ahí nos los saques. A la hora de la verdad no son capaces de realizar juicios de valor o aplicar dichos conocimientos.
Conclusión: El título tiene valor, siii, el esfuerzo demostrado para sacarse una carrera es importante, al igual que las demás titulaciones, pero la capacitación y la autoeficacia no las dan dichas titulaciones.
El que vale vale y punto.