Camaradas,
Los británicos están decididos a asestar hoy el golpe definitivo contra Tobruk y han comenzado a mover sus tropas de madrugada para iniciar el avance a las 9 en punto. El objetivo: la línea de costa y la ciudad de Tobruk.
La conquista de la plaza de Tobruk.
Durante la noche, los británicos emplazados en el Puesto 36 han recibido órdenes de capturar otros puestos situados a lo largo del perímetro. Se han encontrado con que el Puesto 37 ha sido abandonado por su guarnición y, tras inutilizar las ametralladoras y los cañones han regresado al Puesto 36. Los Puestos 34 y 35 han caído sin resistencia al amanecer. A la misma hora, el General Della Mura de la 61ª División de Infantería Sirte se ha rendido ante los australianos y detrás de su Comandante ha capitulado toda una procesión de varios millares de oficiales y soldados italianos.
A la vista de la situación, con sus dos principales Comandantes capturados y más de la mitad de la fortaleza en manos de un enemigo que se encuentra a un tiro de rifle de la propia ciudad, la guarnición italiana no está en situación de ofrecer una gran resistencia al asalto a gran escala que tienen intención de desatar los británicos. Así, desde el amanecer los británicos han recibido informes en todo el frente de unidades italianas que tienen intención de rendirse.
Un tanque Matilda avanza exhibiendo una bandera italiana capturada.
Los británicos se han limitado a “cosechar” a soldados italianos que han ido capitulando en grupo. Unidades motorizadas han avanzado hasta los wadis y han capturado a un comandante situado en el Wadi ed Delia a quien los australianos le han obligado, a punta de pistola, a telefonear a los otros puestos defensivos de la zona y ordenarles rendirse para así ahorrarse tener que escalar los empinados riscos uno a uno. Otra compañía motorizada a llegado ante una imponente fortaleza en la que los italianos han desplegado una bandera blanca. 50 oficiales y 400 soldados se han rendido sin disparar un solo tiro con sus diez cañones de entre 3 y 6 pulgadas.
La derrota italiana ha tomado tintes grotescos. En un punto determinado, una gacela ha correteado por el campo y algunos australianos la han disparado. De inmediato, 500 italianos han aparecido de la nada agitando banderas blancas. A alguna distancia después de la carretera de El Adem la línea ha alcanzado el extremo de una depresión con forma de salchicha de unas dos millas de largo, en cuyo extremo los británicos han descubierto una hilera de banderas blancas. 3.000 se han rendido de golpe, haciendo gala de un aspecto impoluto, afeitados y con los uniformes planchados como si hubieran estado listos para un desfile. En el perímetro, tan sólo un puesto ha abierto fuego durante un tiempo para rendirse a continuación. Después, una compañía australiana liderada por dos tanques ha recorrido el perímetro ocupando puesto tras puesto. Los italianos los han abandonado todos durante la noche.
Una unidad australiana se retrata ante Tobruk.
Los australianos se han dirigido entonces a la propia Tobruk. Una compañía motorizada ha seguido la carretera hasta que se ha tenido que detener ante una barrera de hierro y sacos de tierra. Los británicos han sorteado el obstáculo y han seguido hacia delante. Un oficial italiano ha aparecido para ofrecerse guiarles hasta los cuarteles generales navales donde el comandante tiene intención de rendirse. Los británicos han sido llevados hasta un gran edificio con un amplio patio, donde el Almirante italiano Massimiliano Vietina se ha rendido con toda su plana mayor y 1.500 soldados a sus órdenes. En cuestión de minutos, el patio se ha llenado de centenares de italianos.
Tanques italianos capturados por los británicos avanzan hacia Tobruk.
Al finalizar el día, el número de prisioneros italianos en manos británicas asciende a 25.000. Además, nuestros enemigos han capturado 208 cañones, 23 tanques medios y 200 vehículos. Las destilerías de agua y los pozos, que juntos son capaces de proporcionar 40.000 galones de agua diarios están intactos y hay suficiente comida en lata para sostener a la guarnición italiana durante dos meses. Los británicos se han hecho también con miles de cajas de agua mineral marca Recoaro que los italianos habían almacenado en Tobruk para que la guarnición pudiera evitar beber el agua de los pozos, de desagradable sabor.
Australianos posan en Tobruk con una bandera italiana capturada.
La propia ciudad fue una vez un agradable lugar de edificios de ladrillo blanco, entre los que hay un hotel, un restaurante, algunas oficias de bonito diseño y suficientes tiendas para servir a una guarnición de 10.000 soldados. Los edificios no han sufrido grandes daños por los bombardeos, aunque las tropas italianas y sobre todo, las británicas, no han tardado en saquearlos. Los italianos han ocasionado algunos daños en el puerto, que ha quedado obstaculizado además por los cascos hundidos de tres grandes buques, el crucero San Giorgio y los mercantes Marco Polo y Liguria. Los británicos intentarán reparar cuanto antes los desperfectos y ponerlo en funcionamiento.
Italia ya sólo tiene cinco divisiones metropolitanas de las doce que originalmente había formado su guarnición en el Norte de África. Casi la mitad de los 250.000 italianos de los Ejércitos Décimo y Quinto han desaparecido, muertos o capturados. De hecho, uno de los mayores problemas al que se enfrentan ahora los británicos es qué hacer con los centenares de miles de prisioneros que se hacinan en campos improvisados.
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