No ha habido suerte. Toca pagar el impuesto de las hipotecas. El Tribunal Supremo le ha dado la razón a los bancos. No se esperaba otra cosa. Sólo los ilusos soñaban con unos jueces al lado del Pueblo hipotecado. Los realistas no teníamos esos sueños comunistas. Sabemos que los sueños son utopías y las utopías no son realidades sino ensoñaciones de personas que no pisan la acera.
Ahora el Presidente Sánchez sacará de la chistera unas cuantas medidas para contentar a sus potenciales votantes. Mucho da este hombre. Disparar con pólvora del Rey sale gratis y más gratis sale cuando tal vez no gane las elecciones y, si las gana, ya vendrá con los recortes; como todos. Los políticos son como los Reyes Magos antes de llegar al portal de Belén: prometen mucho y dejan poco oro cuando ya han ganado los comicios bien ganados.
En todo caso, no estaría mal que se limitara el poder de la Banca. Deberían tomarse medias a nivel mundial o al menos de la Unión Europea. Los Bancos cobran comisiones abusivas a los clientes. Actúan como un monopolio o aquello que te dicen en las Facultades de Economía que es un oligopolio con comportamientos monopolísticos.
España no es país para soñadores. Ningún país lo es. Manda el dinero. Manda la Banca. Los ciudadanos de a pie sólo somos esclavos, unos esclavos que votamos cada cuatro años para hacernos la ilusa ilusión de que tenemos poder. Las togas del Tribunal Supremo no han hecho más que recordarnos que no somos nadie. Sólo somos pobres.