Revista Coaching

Tocamos un blues

Por Francisco José Balsera Gómez @fjbalsera

Siempre he pensado que la improvisación musical es una herramienta muy poderosa para trabajar las emociones y desarrollar la creatividad de los alumnos.

Cuando improvisamos, ya sea de forma individual o dentro de un grupo, tenemos la libertad de expresarnos musicalmente, de dejarnos llevar por el estado emocional que estamos experimentando en ese momento. Estamos comunicando. Sin embargo, improvisar es un arte y como tal requiere una práctica constante.

Mozart o Bach eran excelentes improvisadores. En el siguiente vídeo correspondiente a la película Amadeus, Mozart improvisa a partir de una pieza de Salieri.

En el ámbito de la musicoterapia se utiliza la improvisación con objetivos terapéuticos. Modelos de musicoterapia como los de Nordoff-Robbins o Bruscia otorgan a la improvisación una importancia capital en el trabajo con los pacientes. Por esta razón propuse a los alumnos del Máster de Musicoterapia de la Universidad de Zaragoza realizar un ejercicio de improvisación a partir de la interpretación de un Blues.

En el blues se utiliza una secuencia de acordes claramente definida. Así, en primer lugar expliqué la estructura de 12 compases en la tonalidad de Do M.

La elección y reparto de los instrumentos se hizo teniendo en cuenta los grupos que necesitábamos para interpretar el blues, esto es: a) solistas, b) percusionistas, c) acompañamiento y d) bajo. Aquí os dejo el resultado. Espero que os guste. A mí me encantó.


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