Esta es nuestra primera tarde en Japón, el viaje ha sido largo y estamos cansados, así que tras comer un poco y registrarnos en el hotel hemos decidido dar un paseo por los alrededores y ver algunas cosas que tenemos cerca como el magnífico edificio del Gobierno Metropolitano de Tokyo, conocido familiarmente como Tocho.
Lo cierto es que lo tenemos realmente cerca del Hotel, justo a la espalda para ser exactos, sólo hay que cruzar una calle y andar unos pocos metros, enseguida nos encontramos con el majestuoso edificio, bueno, edificios, son dos torres gemelas unidas entre sí. Entre las dos torres a pie de calle hay una pequeña plaza peatonal que me recuerda tristemente a la desaparecida World Trade Center Plaza de Nueva York, pero más pequeña.
El edificio arquitectónicamente hablando es magnífico, es una gran torre de 243 metros con 48 pisos. Tiene hasta el momento el honor de ser el edificio más alto de Tokyo, aunque sin duda es algo que cambiará en breve viendo las construcciones que se están llevando a cabo en otras zonas de la ciudad.
El gran argumento que tienen estas torres para ser visitadas si no eres un apasionado de la arquitectura moderna, es el hecho de tener en sus dos últimas plantas un mirador totalmente gratuito donde se puede ver toda la ciudad y dicen que en días muy despejados incluso el monte Fuji. Nuestro día es bastante claro pero no tanto como para ver el monte, aunque sí nos deja ver una colosal vista de Tokyo que nos hace tomar el primer contacto y ver lo que nos espera por delante en los próximos días. Esta ciudad es enorme, se nos hace visualmente incluso más grande que Shanghai.
Desde el mirador del Tocho se ven todos los barrios de Tokyo, tanto los de altos y modernos edificios como aquellos de casa más bajas que están dedicados a ser la zona residencial de la ciudad. Sin duda la vista es magnífica, y te deja ver también la gran cantidad de parques y jardines con los que cuenta esta ciudad. Estamos en Asia está claro por la gente que nos rodea, pero en este momento es donde empezamos a darnos cuentas de cuantas diferencias tiene este país con su vecino transoceánico visitado el año pasado, China.
Como decimos el mirador es gratuito, tan sólo tienes que ir al ascensor que sube hasta él y hacer la cola, hemos tenido suerte y no nos ha tocado demasiada cola, hemos esperado sólo un ascensor que se llenó justo antes de nosotros y subimos en el siguiente. En lo alto del mirador puedes encontrar un restaurante con unas vistas mucho mejores que su comida y una tienda de recuerdos y cachivaches varios que no está mal si es tu último día y te faltan de comprar algunas cosas.
Tampoco quiero olvidar aconsejar a quien venga por aquí al principio de su viaje como hicimos nosotros, que en este mismo edificio hay oficinas de turismo de la ciudad donde pueden proveerte de mucha información sobre la misma, tanto a nivel turístico como cultural.