De nuevo Egipto capta hoy la expectación del mundo. La celebración de la denominada “Marcha del millón” está demostrando que los egipcios están dispuestos a resistir y no piensan dar un paso atrás en su determinación de expulsar al sátrapa del país y conquistar de una vez por todas los derechos y libertades que tanto ansían.
Esto no es una revolución de Twitter ni de las redes sociales. Es una revolución de las masas en toda regla, donde millones de personas han dicho basta de una vez a la opresión y a la miseria.
Estamos ante la indignación de todo un pueblo que se ha cansado de soportar la ignominia y está dispuesto a pagar el tributo que ello conlleva con tal de conseguir sus objetivos. Algunas organizaciones de derechos humanos cuantifican en al menos trescientas las víctimas mortales producidas desde que se iniciaron las protestas. Egipto hoy mira al mundo con la cara levantada, orgulloso de su gesta, pero es el mundo quien debería mirarse en el país de las pirámides y recordar cómo se conquistan los derechos de los seres humanos.
Algunas fuentes aseguran que el número de manifestantes que se han lanzado a las calles por todo el país alcanza los cuatro millones. La televisión catarí Al Jazeera, que continúa ofreciendo una espectacular cobertura de cuanto allí acontece, informó que sólo en Mansoura estaban participando 500.000 almas en las protestas. Reuters ha fijado la cifra en un millón de egipcios clamando en las calles porque Mubarak abandone el país. Sea como sea, lo que parece claro es que la sociedad egipcia en su totalidad ha decidido poner fin al reinado del dictador y está dispuesta a demostrarlo sorteando el toque de queda y todos y cada uno de los impedimentos que el régimen articular para sofocar las protestas.
Ante el creciente rumor de que Twitter pudiera ser bloqueado en Egipto, los ingenieros de Google han ideado una solución para impedirlo, aunque algo engorrosa. La gente continúa proporcionando números de teléfonos y direcciones de sitios web para que los egipcios puedan burlar la censura y ofrecer información de primera mano desde el lugar de los hechos. Pero son una minoría, la inmensa mayoría están en las plazas y en las calles expresando su hastío al modo más tradicional.
El ejército, en un gesto más, ha dado las gracias a los ciudadanos por su ayuda en la protección de la propiedad tanto privada como pública. La gente sigue organizándose por su cuenta para proteger los emblemas culturales de su país, como un grupo de jóvenes que se organizó para salvaguardar la Biblioteca de Alejandría de los asaltos de los saqueadores. Se ha confirmado que algunos de esos saqueadores son gente leal a Mubarak que intenta por todos los medios que reine el caos.
La protesta llevada a cabo en la Plaza Tahrir de El Cairo ha sido la más multitudinaria de todas. La gente ha acudido en tromba al llamamiento de los líderes de la protesta, algunas fuentes cifran en dos millones la cantidad de asistentes. Al Jazeera ha informado que la gente concentrada en la plaza está levantando tiendas de campaña, repartiendo mantas y distribuyendo alimentos para afrontar la larga espera.
Al Arabiya ha informado a través de Twitter que Mubarak tiene previsto ofrecer otro discurso el martes y que los informes aseguran que se debe a que va a anunciar que no se presentará en las próximas elecciones. De hecho, se ha confirmado que el vicepresidente, Omar Suleiman, ya ha iniciado una ronda de contactos con los representantes de los partidos y Reuters ha anunciado que Mubarak abandonará la nación el mismo martes por la noche.
En el aeropuerto internacional de El Cairo la situación empieza a ser caótica. Los suministros de alimentos a los pasajeros se están agotando, los aviones se retrasan y los que esperan comienzan a sentirse frustrados por no poder salir.
La noche se aventura larga todavía, pero los egipcios están empeñados en demostrar que la constancia de un pueblo cansado de la opresión y de la desigualdad puede serlo todavía más.