Tengo una tremenda sensación de dèjá vu.
Como todas las primaveras, la astenia no ha faltado a su cita. A parte del dolor de cabeza, el insomnio, el cansancio, los sofocos, la sensación de nerviosismo y de angustia existencial, este año le sumo más molestias de alergia que otros, algo que es curioso puesto que mi principal alergia no es estacional.
Pero lo que realmente me pone esta sensación de haber pasado ya previamente por esto es hasta qué punto el cambio de tiempo (y de la hora, no nos olvidemos) le ha afectado a mi hijo, exáctamente igual que le ocurrió el año pasado.
Está durmiendo mucho peor, se despierta al menos una vez durante la noche llorando y gritando histérico, no para de dar vueltas, por la mañana está agotado, por las noches está hiper activo hasta las tantas...
El año pasado pensé que se debía más al paso de un patrón de sueño de recién nacido a uno más adulto, a pesar de que mi hijo tolera muy mal el calor y es sudoroso donde los haya. Pero este año, con unos patrones de sueño ya más o menos establecidos, no le encuentro más explicación que el cambio radical de tiempo que hemos tenido.
En fin, que sintiéndolo mucho, yo sigo sin aguantar la primavera y si encima todos los años vamos a tener problemas de sueño, una razón más para estar deseando que pase cuanto antes. Menos mal que en Madrid la primavera dura dos días y dentro de nada estaremos sudando a 35 grados, que es inaguantable también, pero con el embotamiento de cerebro que produce ahí se me pasan ya todos los males.