De Delia Mc Donald WooleryPor: Mariamalia Sotela, marzo 2013
Tomar entre las manos “Todas las voces que canta el mar” es desprenderse de la ciudad, del tiempo, de cualquier atadura, y vestirse de lino recién tejido para entrar en contacto con el olor de la arena y la sal, con los matices del mar, su espuma, sus secretos coralinos, y esa otra contraparte del mar que se esconde también en el cielo, en sus nubes de olas, sus celajes rojizos mandarina y sus lágrimas de un gris inmenso como el gris de la lluvia.

Hoy estamos aquí para festejar su nuevo libro:
“Todas las voces que canta el mar”
…y preguntarnos con ella:
“¿Podría volar con la mirada rota?...”

“…la cuenta de estos días me rompe las uñas…”
…la palabra de Delia está impregnada de un contentamiento lapidario que nos lleva de la mano por todo un recorrido con nostalgia de lejanías, con visiones vívidas, más allá de nuestro Caribe, visiones y remembranzas que hilan las ausencias de hoy con las ausencias ancestrales y míticas de otras latitudes.
Es la mirada de los amantes estacionados bajo los
Fragmentos de sus caricias…”
Poema 9 del Canto 2, pag 67.- (leer)
Y manifestación de opuestos, en el Canto 14, pag.77
Quiero y tengo que acercarme, abrir la puerta y entrar al Canto 13, para percibir en mi propia memoria la plenitud de una espera consciente, la completud que nace de una decisión en libertad, donde la ausencia no es carencia, sino motivo de pleamar, de sosiego, como nos cuenta Delia en este hermoso poema:Canto 13, pág. 75.- (leer)

Porque, de todas formas, ella la tejedora, la amada, la poeta, confiesa:
“Debí haber sido marino en otra vida,
Me gusta demasiado el mar…
Se más,
Ulises, sé mas
Las lágrimas son un océano en los ojos”
