Revista Comunicación

Todo cambiará

Publicado el 05 abril 2020 por Solano @Solano

El mundo no volverá a ser el mismo. Lo que ha experimentado el planeta entero en las últimas semanas y lo que aún viene no tiene antecedentes similares en la memoria de alguien que esté vivo. Nos enfrentamos al mayor desafío que como sociedad hayamos tenido.

En Latinoamérica somos especialmente vulnerables no solo por los precarios sistemas de salud pública que en condiciones normales hacen agua, sino porque esta crisis nos ha permitido evidenciar cuán frágil son nuestras economías. Colombia no es la excepción. Según cifras del DANE, en el país hay 5,6 millones de personas que trabajan en condiciones de informalidad, es decir 47% de la fuerza laboral. Hoy, esa mitad de la población laboralmente activa es la que más está sufriendo los efectos económicos de la principal medida contra la pandemia: El aislamiento social obligatorio.

Pero no son los únicos. Hoy miles de relaciones se reconfiguran como ocurre entre propietarios y arrendatarios. El Gobierno ha instado a que ambas partes establezcan acuerdos para no perjudicarse mutuamente y quedaron prohibidos los desalojos; las empresas de servicios públicos tienen la obligación de no desconectar a los usuarios y, por el contrario, reconectar a quienes tuviesen caducados sus pagos. Los bancos también crearon planes de contingencia para atender las solicitudes de congelamiento de 7 billones de pesos en créditos y, como ya hemos dicho, miles de empresas tuvieron que adaptarse, a la fuerza, a condiciones como el teletrabajo para seguir funcionando.

Lo que viene es inquietante. La fuerza más poderosa que se le reconoce a este virus no es siquiera su nivel de contagio, sino su capacidad para confinarnos y obligarnos a repensar nuestra vida, a valorar lo relevante por encima de lo superfluo.

Hoy más que nunca debemos darle valor a la resiliencia como capacidad para superar esta adversidad; a la paciencia para no dejarnos llevar por la desesperación; a la solidaridad como expresión superior de nuestro sentido colectivo de supervivencia, si es que eso existe y a la creatividad para reinventarnos en cada fase de la cadena productiva. El mundo está cambiando y, aunque hoy sea difícil verlo, será para mejor.

Nota: Esta columna fue publicada originalmente en Vanguardia el día 2 de abril de 2020.


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